Quienes pertenecemos al mundo del comercio de verdad por llevar algún tiempo dentro del mismo y vivirlo en la sangre que corre por nuestras venas, sabemos que el valor de los productos que comercializamos está en función de sus cualidades, otra cosa muy diferente es, cuando se pretende ser comerciante aventurero o de paso y se haya montado el establecimiento como actividad económica para obtener rápidamente ingresos sustanciosos y lucrarse fácilmente con la intención de vivir al margen del trabajo comercial.
Estos días he realizado una impresión del cuento Sayyid Jacmet porque al precio que compro la tinta, las tiradas no superan la docena de ejemplares y de nuevo he tenido que cambiar el cartucho de tinta. He estado mirando el embalaje por todos los lados incluso leyendo la letra pequeña escrita en idioma extranjero y me he encontrado con la sorprendente sorpresa sorpresiva de que el cartucho que me vendieron por 20 euros contiene 11 ml. de tinta ya que el cartucho que costaba 11 euros, solo contenía 5 ml.
Supongo que la tinta de impresión la deben fabricar con materiales traídos directamente de La Luna o excavados en La Tierra con una azada porque al precio que la venden, es más valiosa que el Brandy GRAN MAESTRE que ha costado 87 años en envejecerlo. Ahora entiendo el por qué los italianos hablaban del brandy più caro del mondo cuando se referían al Brandy GRAN MAESTRE, no era caro de precio, sino caro de deseado.
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