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La idea regalo de los Reyes Magos.-

Es costumbre en Chert que SS.MM. los Reyes Magos vengan al pueblo para llevar los regalos a los niños a lomos de un macho de vísperas pero por la noche. Los niños, tomamos un capazo del desván de la casa, de los que se utilizan en la recogida de las aceitunas y le añadimos unas pocas algarrobas y paja para el macho del rey y nos vamos a la luz de la lumbre del fuego de la chimenea a esperar. De vez en cuando se oye un extraño ruido y nos asomamos sigilosamente al balcón para ver si han pasado los Reyes Magos con los juguetes y regalos pero generalmente se trata de una falsa alarma, hasta que de repente, el sueño se convierte en realidad y en el balcón, en lugar de las algarrobas y la paja, hay un capazo con los deseados obsequios.
Cuando ya has tomado la comunión, parece ser que en lugar de estar en la base de datos principal, tu nombre se traspasa a una memoria de acceso aleatorio y para continuar recibiendo agasajos reales hay que poner en funcionamiento la imaginación o las influencias. En mi caso personal, la amistad que tengo con el paje Paco.
¡Uah!, con tantos años hablando de Melchor, Gaspar y Baltasar y de repente aparece un personaje que no conocíais. Efectivamente, se trata del importantísimo paje Paco que es el encargado de leer la etiqueta de las cajas que contienen los regalos. ¡Nada más y nada menos!.
En el capazo con la algarrobas y la paja, tengo por costumbre añadir una botella de brandy SEGARRA, el Brandy del Maestrazgo, con una etiqueta que reza: «Para el paje Paco» y he observado que siempre recibo algún que otro obsequio porque, cuando se pierde la etiqueta de alguna caja y SS.MM. los Reyes Magos no recuerdan a quien deben entregar el presente, comprueban el contenido y el paje Paco siempre dice: «Guárdenlo para el tío Julián«.
Aviso.- SS.MM. Melchor, Gaspar y Baltasar este año van a venir muy cargados de botellas de licores SEGARRA y si me consta, es porque durante unos días estuve muy atareado adhiriendo contraetiquetas acreditativas a algunas de las botellas de Brandy SEGARRA para atender unos pedidos muy especiales que seguramente, la secretaria particular del paje Paco, hará entrega directa y personal a aquel pillín de la casa que durante el año se ha portado muy bien.
¡Feliz año nuevo a todos!.
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La loteria de Navidad.-

Estuve toda la noche soñando con las mil pesetas, quiero decir con los mil euros y que me había tocado el primer premio (en España le llaman gordo) de la lotería de Navidad. La cantidad de dinero era de tal magnitud que han tenido que construir el ferrocarril de Castellón a Chert, para poder traerme los vagones cargados de sacos de billetes de 1000 euros. Por no saber por dónde empezar, se me ocurrió colocar los sacos de los billetes debajo de la cama y al final para acostarme tenía que acceder por medio de una escalera de las que utilizamos en la poda de los grandes olivos milenarios porque la cama tocaba en el techo y como era muchos sacos, para que me cupiesen en el almacén, los he tenido que apilar hasta el techo, con tan mala fortuna que una pila, ladeándose, me ha caído detrás de la puerta y no podía entrar, al final por la chimenea metía el brazo y sacaba los billetes que podía pero no alcanzaba el resto, ¡menudo disgusto!, tenía todo el dinero de la lotería de Navidad y era preso en la calle de mi propia codicia. Al despertar, le doy un cabezazo al techo y me hago un chichomazo que parecía que me iba a salir un cuerno, ¡che!, con lo feliz que era yo siendo el coñaquero de Chert por ser el último y único destilador del Maestrazgo y el premio de la lotería no me ha llevado más que malos sueños y quebraderos de cabeza (lo digo por el chichón), aunque bien pensado, he podido ver todas las estrellas del firmamento chertolí sin necesidad del telescopio de la unidad de observación astronómica del Maestrazgo en Chert.
Para colmo de recochineo, al ir a almorzar, he visto y oído en la televisión como los niños del colegio de San Ildefonso de Madrid cantaban los números y los premios de la lotería. Salgo a la calle, me siento en un banco de piedra que hay en el paseo y como el Sol lucía cálidamente con todo su esplendor, el que tanto se agradece en los fríos días de invierno, he disfrutado como un rey almorzado tranquilamente, para postre, me he tomado un carajillo SEGARRA y me he dado cuenta que soy el hombre más rico del mundo. Tengo salud para comerme un bocadillo sentado al sol, no necesito el dinero porque tampoco estoy ilusionado en gastarlo y además, estoy enamorado.