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El establecimiento turistico.-

Debería buscar el ordenamiento legal para enterarme del significado del concepto porque no lo tengo nada claro, puesto que si los turistas no se fabrican, el vocablo establecimiento nada tendrá que ver con una actividad fabril y entonces, ¿por qué vienen los turistas a la Destilería de Julián Segarra de Chert?.
Chert, un pequeño pueblo perdido entre las montañas del Maestrazgo, de los que hace tan solo unas décadas tenía que desaparecer por su escasez de recursos económicos, en donde reside y trabaja como cualquier vecino, el Destilador del Maestrazgo y desde hace unos años, es parada obligatoria para todo visitante de la comarca que, pasando por sus inmediaciones, se precie de darse el gustazo de disfrutar del lugar más interesante del Maestrazgo.
Julián Segarra, un personaje atípico y único, con el que se puede dialogar del tema que más te plazca y preguntarle sobre cualquiera de tus inquietudes, aunque no precisa presentación porque, a través de la red del Internet, el curioso turista puede hacerse alguna idea aproximativa si le busca porque seguro le encuentra.
Y la destilería, ah!, aquí está el truco del almendruco y con fundadas sospechas, el atractivo turístico del pueblo y de la comarca, ¡la destilería de Chert!, ¿será por tener alambique autorizado y operativo?, ¿o por envejecer el licor destilado en barriles de roble?, pero lo bien cierto es que quien no adquiere el Licor del Maestrazgo, no puede acreditar el haber estado en el Maestrazgo, ni recordar, ni disfrutar realmente de las cosas muy buenas que solo encontrará en esta tierra.

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Los conceptos claros.-

En una ocasión, entregue una tarjeta personal de las mi actividad de destilador y en ella, va rotulada la expresión «El Fabricante de Aguardientes de Chert«, una chuleada que arrastro de la época de cambio generacional en la actividad de destilador en mi familia, en la que la asidua correspondencia epistolar entre los diferentes departamentos u organismos, tanto autonómicos como estatales, se vieron notablemente incrementados por desconocimiento de mi trayectoria comercial y personal ante su nula existencia.
Actualmente la actividad de destilador puedo decir que casi se ha perdido, solo queda reducida a unos pocos nostálgicos que se niegan de cerrar sus respectivos negocios y a su muerte natural, se podrá eliminar el casi, por su verdadera desaparición.
La regulación administrativa en España, considera al negocio que desarrollo como un establecimiento industrial en donde las materias primas se transforman en productos para el consumo, de ahí la expresión fabricante.
Las reglamentaciones españolas, tanto genéricas como específicas, entienden que aguardiente es cualquier destilado alcohólico de mediana graduación susceptible de ser apto para uso de boca o alimenticio, de ahí la expresión aguardientes. El plural lo justifico porque además de brandy, también se elaborar ron, ginebra, anís y demás licores.
Y Chert, es el lugar del emplazamiento del negocio, punto de residencia y trabajo del comerciante destilador con nombre propio, su ubicación en el mundo, en donde podrá usted encontrar al Destilador del Maestrazgo si se acerca a conocerlo y si lo pilla con una sonrisa en los labios pero con la perversa mente de destilator, igual de obliga a degustar alguna copita de sus exquisitos licores destilados de las plantas naturales que recoge personalmente en los montes de su tierra durante los días óptimos de su maduración.

Los conceptos claros.-

En una ocasión, entregue una tarjeta personal de las mi actividad de destilador y en ella, va rotulada la expresión «El Fabricante de Aguardientes de Chert«, una chuleada que arrastro de la época de cambio generacional en la actividad de destilador en mi familia, en la que la asidua correspondencia epistolar entre los diferentes departamentos u organismos, tanto autonómicos como estatales, se vieron notablemente incrementados por desconocimiento de mi trayectoria comercial y personal ante su nula existencia.
Actualmente la actividad de destilador puedo decir que casi se ha perdido, solo queda reducida a unos pocos nostálgicos que se niegan de cerrar sus respectivos negocios y a su muerte natural, se podrá eliminar el casi, por su verdadera desaparición.
La regulación administrativa en España, considera al negocio que desarrollo como un establecimiento industrial en donde las materias primas se transforman en productos para el consumo, de ahí la expresión fabricante.
Las reglamentaciones españolas, tanto genéricas como específicas, entienden que aguardiente es cualquier destilado alcohólico de mediana graduación susceptible de ser apto para uso de boca o alimenticio, de ahí la expresión aguardientes. El plural lo justifico porque además de brandy, también se elaborar ron, ginebra, anís y demás licores.
Y Chert, es el lugar del emplazamiento del negocio, punto de residencia y trabajo del comerciante destilador con nombre propio, su ubicación en el mundo, en donde podrá usted encontrar al Destilador del Maestrazgo si se acerca a conocerlo y si lo pilla con una sonrisa en los labios pero con la perversa mente de destilator, igual de obliga a degustar alguna copita de sus exquisitos licores destilados de las plantas naturales que recoge personalmente en los montes de su tierra durante los días óptimos de su maduración.

Una quimica de narices.-

Son las sensaciones provenientes del sentido del olfato, las más fuertes que tenemos, porque consiguen estimular recuerdos por un tiempo superior al medio año, pero cuando debemos traducir en palabras los conceptos del mundo de los olores, se nos complica la mente porque somos verdaderos analfabetos y aunque se puede aprender a desarrollarlo desde nuestra más tierna infancia por ser el primero en aparecer en el momento del nacimiento, lo cierto es que de mayores, nos dejamos arrastrar por las imágenes en una sociedad que solo nos estimula el sentido de la vista y del oído.
El olfato y el gusto, son sentidos que podríamos llamar químicos porque para activarse, necesitan captar las sustancias químicas del entorno. Tanto nuestra nariz como la boca, disponen de unos epitelios o mucosas con millones de neuronas provistas de filamentos sensoriales que admiten activarse con las sustancias odorantes y gustativas, permitiendo su interpretación por nuestro cerebro.
Vivimos en una sociedad en las que las fragancias naturales son suprimidas o enmascaradas para ser camufladas, consiguiendo progresivamente atrofiar nuestro sentido del olfato, por otro lado, los mercados supuestamente competitivos, ofrecen toda una serie de alimentos de producción intensiva, con sabores totalmente diferentes a los que nos regala la sabia naturaleza y el resultado, es el cambio hacia un prototipo de personas con grandes capacidades sobre aritmética, geografía, ingeniería, bioquímica, mundología, etc., pero con grandes trastornos en la mitad de sus sentidos corporales.
Por suerte para la humanidad, aún quedan personajes ajenos a la alteración de nuestra sociedad globalizada, formando una elite de ciudadanos conscientes de las propias capacidades sensoriales humanas que, sin renunciar a ser civilizados, son valedores de nuestra herencia evolutiva y la razón de ser del oficio de destilador.

Una quimica de narices.-

Son las sensaciones provenientes del sentido del olfato, las más fuertes que tenemos, porque consiguen estimular recuerdos por un tiempo superior al medio año, pero cuando debemos traducir en palabras los conceptos del mundo de los olores, se nos complica la mente porque somos verdaderos analfabetos y aunque se puede aprender a desarrollarlo desde nuestra más tierna infancia por ser el primero en aparecer en el momento del nacimiento, lo cierto es que de mayores, nos dejamos arrastrar por las imágenes en una sociedad que solo nos estimula el sentido de la vista y del oído.
El olfato y el gusto, son sentidos que podríamos llamar químicos porque para activarse, necesitan captar las sustancias químicas del entorno. Tanto nuestra nariz como la boca, disponen de unos epitelios o mucosas con millones de neuronas provistas de filamentos sensoriales que admiten activarse con las sustancias odorantes y gustativas, permitiendo su interpretación por nuestro cerebro.
Vivimos en una sociedad en las que las fragancias naturales son suprimidas o enmascaradas para ser camufladas, consiguiendo progresivamente atrofiar nuestro sentido del olfato, por otro lado, los mercados supuestamente competitivos, ofrecen toda una serie de alimentos de producción intensiva, con sabores totalmente diferentes a los que nos regala la sabia naturaleza y el resultado, es el cambio hacia un prototipo de personas con grandes capacidades sobre aritmética, geografía, ingeniería, bioquímica, mundología, etc., pero con grandes trastornos en la mitad de sus sentidos corporales.
Por suerte para la humanidad, aún quedan personajes ajenos a la alteración de nuestra sociedad globalizada, formando una elite de ciudadanos conscientes de las propias capacidades sensoriales humanas que, sin renunciar a ser civilizados, son valedores de nuestra herencia evolutiva y la razón de ser del oficio de destilador.