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Confundir la precaucion con el miedo.-

Hace tan solo 90 años, las carreteras de nuestra geografía del Maestrazgo empezaron a ser invadidas por unas infernales máquinas que corrían más que andaban, alcanzando una vertiginosa velocidad de 40 km./h. delante de una polvareda que espantaba a todos los demás viandantes.
Sus conductores, provistos de una prenda de vestir a modo de bata llamada guardapolvo y una gorra, evitaban en lo posible las turbulencias atmosféricas que elevaban a su paso y que conseguían despertat todas las maldiciones de quienes se topaban.
Hoy las vías interurbanas han cambiado, tanto por los firmes como por el trazado y hay unas velocidades de circulación máximas y mínimas que no podemos ni superar, ni rebajar y cuando circulemos a velocidades anormalmente deducidas por cualquier razón, deberemos hacerlo lo más cerca posible del borde derecho de la calzada junto a la cuneta, con el fin de no entorpecer al resto de los usuarios. Ver Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial, aprobado por R. D. Legislativo 339/1990 de 2 marzo. (BOE de 20-12-2001), porque hay algunos chóferes especializados que con sus muevos vehículos recien matriculados andan menos que el tanque de SEGARRA soplándole de frente.

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El anis SEGARRA un refresco del verano.-

Dicen los libros de ciencias que el agua es la mejor de las bebidas, apaga como ninguna la sed y no daña el cuerpo humano. Pero como en todas las cosas de las vida, siempre hay un pero y en este caso, es el confundir el uso con el abuso.
Cuando regresamos cansados a casa después de todo el día de duro trabajo en el campo, lo que más nos apetece es beber para calmar la sed y si se trata durante el verano, seguro que nos zampamos varios vasos de agua ininterrumpidamente, pudiendo llegar incluso a empacharnos y sentarnos mal. No digamos si por el calor estival, el agua que disponemos, en lugar de estar fresquita, está a temperatura ambiente.
Existe en el mundo una planta de la familia de las umbelíferas conocida con el nombre de matalahuga que produce unas pequeñitas semillas con propiedades estomacales entre otras de sus cualidades y que añadidas al agua, favorecen las funciones digestivas de nuestro organismo, por ello, los destilados de verdad como el anís SEGARRA apagan rápidamente la sed con solo añadir unas gotitas a un vaso de agua.

La sal, el azucar y el alcohol.-

Todos oímos continuamente en los medios de comunicación de masas que la sal endurece las venas y si aumenta el nivel del colesterol es perjudicial para la salud, el azúcar engorda y es perjudicial para la salud y el alcohol, ¡vaya con el alcohol!, es una droga que te permite matar a la mujer y librarte de la pena.
Como estoy enajenado transitoriamente, mientras escribo este artículo por haber ingerido un Carajillo SEGARRA, gozo del eximente de poder redactar lo que me dé la gana y salir airoso por la tangente y aunque esté algo confundido, todos sabéis que lo dañino no es el uso sino el abuso, puesto que tanto el azúcar como la sal y el alcohol son necesarios para el correcto funcionamiento de nuestro organismo.
Con el resto de los conservantes que introducimos consciente o inconscientemente en nuestro cuerpo con la ingesta de los competitivos alimentos enriquecidos que nos venden en el comercio, solo debemos eliminarlos despreocupadamente por las vías naturales en compañía de las heces o de la orina y aunque la OMS (Organización Mundial de la Salud) nos asegure que hasta tropecientos miligramos no es tóxico, el grado de toxicidad personal, dependerá desgraciada o afortunadamente de nuestra capacidad de expulsión.