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De los pies a las ruedas.-

Por alguna extraña razón, que nunca me he parado en averiguar, cuando nacemos, lo hacemos con pies y no con ruedas, lo que no significa que no podamos atarnos unas ruedas a los pies y desplazarnos, pero en este caso, nuestro traslado será rodado y no andado.
De la misma forma que para andar necesitamos pies y piernas, para colgar páginas web en Internet deberíamos montar la información en un sistema que utilizase la mínima cantidad de memoria y que le llaman programación en hipertexto, lo que no significa que no podamos colgar en la red cualquier artículo en cualquier otro sistema de presentación de los múltiples que existen al alcance de nuestro dedo.
Toda publicación de las webes que elevo a la red, son en formato htm o html y si no quiero utilizar cualquier otro sistema, es por su excesiva necesidad de memoria para almacenar la misma cantidad de información. Quienes me conocen, saben que quiero velocidad, pero cuando escribo estas líneas sobre la rapidez de acceso, no estoy pensando en quienes disponen de conexión ADSL de alta velocidad, sino en quienes no la tienen e inteligentemente, prefieren cambiar antes de página que de ordenador y de operador telefónico.

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El despreciado copyright.-

Aunque hay muchas cosas que pueden ser copiadas y no me refiero precisamente a las botellas de los Licores del Maestrazgo, otras, están protegidas por los derechos de las patentes y marcas, como el caso de la marca SEGARRA, de la que su alcance, no solamente abarca el nivel nacional sino que se extiende más allá de muestras fronteras geográficas.
El acceso a la red de Internet, hace posible que con un clik del dedo en el ratón, se pueda disponer de la información en un instante, pero hay que tener en cuenta, que aquello que a nosotros no nos cuesta ningún tipo de esfuerzo, no significa que al autor, no le hay costado el suyo.
Debería tenerse mucho cuidado si pretendemos divulgar contenidos de terceros por nuestra cuenta y riesgo a espaldas del autor, porque nos podemos encontrar con la desagradable sorpresa de que nuestra inocente intervención, acabe inesperadamente en los tribunales. En ocasiones, sin que nosotros lo sepamos, el autor de la web, del diseño o de la idea, ha registrado su contenido u ocurrencia y como en el caso del circuito electrónico que citaba en el artículo del otro día, dispone de la protección de los derechos legales, aunque, en este caso, el titular permite su construcción con la inclusión del esquema eléctrico y el circuito impreso para que aprendamos jugando, pero no debemos olvidar el hecho y tener siempre presente, el gozar del respeto que le concede, al igual que otras publicaciones suyas, el correspondiente copyright.

El despreciado copyright.-

Aunque hay muchas cosas que pueden ser copiadas y no me refiero precisamente a las botellas de los Licores del Maestrazgo, otras, están protegidas por los derechos de las patentes y marcas, como el caso de la marca SEGARRA, de la que su alcance, no solamente abarca el nivel nacional sino que se extiende más allá de muestras fronteras geográficas.
El acceso a la red de Internet, hace posible que con un clik del dedo en el ratón, se pueda disponer de la información en un instante, pero hay que tener en cuenta, que aquello que a nosotros no nos cuesta ningún tipo de esfuerzo, no significa que al autor, no le hay costado el suyo.
Debería tenerse mucho cuidado si pretendemos divulgar contenidos de terceros por nuestra cuenta y riesgo a espaldas del autor, porque nos podemos encontrar con la desagradable sorpresa de que nuestra inocente intervención, acabe inesperadamente en los tribunales. En ocasiones, sin que nosotros lo sepamos, el autor de la web, del diseño o de la idea, ha registrado su contenido u ocurrencia y como en el caso del circuito electrónico que citaba en el artículo del otro día, dispone de la protección de los derechos legales, aunque, en este caso, el titular permite su construcción con la inclusión del esquema eléctrico y el circuito impreso para que aprendamos jugando, pero no debemos olvidar el hecho y tener siempre presente, el gozar del respeto que le concede, al igual que otras publicaciones suyas, el correspondiente copyright.