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La salpicadura de un estornudo divino.-

Por suerte para la humanidad hay un problema con el documento aduanero en formato papel que acompañaban las expediciones de licor. Desde primeros de enero tales documentos en papel ya no están permitidos y sólo los documentos electrónicos se admiten como válidos, haciéndose necesario confeccionar el documento electrónico (EMCS) para entregas reglamentarias.
Sin instrucción previa pero, gracias a mi pericia, arrojo y valor, accedo a pecho descubierto al intríngulis del vericueto Administrativo online como un D’Artañan o cualquiera de los tres Mosqueteros del siglo XXI se tratase. En un auténtico campo minado de dificultades, como Rambo online voy salvando los errores que se me presentan y que solo un destilator puede atender las zancadillas del computador para, conseguir que el documento electrónico esté Terminator.
En ocasiones pienso que al nacer, debí recibir la salpicadura de algún estornudo divino en mi cabezota porque, no me reconozco ni a mi mismo. Si difícil es el aprender, imaginemos como debe ser el saber sin haber aprendido.

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Las declaraciones telematicas.-

Desde que al Sr. Ministro de Hacienda del Reino de España le han convencido de las ventajas de los novedosos sistemas informáticos, algunos de sus fieles Contribuyentes estamos obligados por ley a presentar algunas declaraciones correspondientes a nuestras actividades por vía telemática. Menos mal que al nacer, una radiación estelar con el poder divino, irrumpió en mi preclara mente y sé confeccionarlas y enviarlas, máxime ahora que disponemos de alta velocidad para acercarnos a la Delegación, porque dicho sea de paso está en el pueblo costero de Vinaròs. Se imagina el lector del blog que las Dependencias de la Delegación de la A.E.A.T. estuviesen ubicadas en poblaciones como Castellfort o Vistabella, una presentación con velocidad, sería imposible porque no todos somos Miguel Indurain.
Aunque ya llevo algún tiempo haciendo este tipo de gestiones administrativas, aún no me he enterado de como debo hacerlas y cada trimestre me pongo frente al computador como un espadachín pero en mi caso con una rama de olivera en la mano y aunque reírme no me río nada, tengo que reconocer que en alguna ocasión he sudado más que destilando en verano.
A falta del impreso M-390, ya tengo todo el maremágnum declarativo ordenado y solo me resta llenar los casilleros de los documentos impresos o virtuales y apretar el botón y aunque durante unos días estaré con el corazón como un puño, sabré que lo habré hecho bien, si al paso del tiempo no recibo una sanción.