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El vicio de las virtudes.-

A principios del mes pasado, este blog dejó de ser operativo. Cuando colocaba las etiquetas, me decía que no era posible por haber superado el máximo permitido y como desde el primer día solo me admite un determinado número de caracteres que limita la cantidad de etiquetas, estaba dispuesto a abandonarlo y me pasé a http://juliansegarra.blogspot.com/ que apenas utilizo.
Accidentalmente hace un par de días coloqué por error un artículo y cual mi sorpresa fue admitido. Por suerte, me percaté de mi equivocación de blog y ante la extrañeza de su permisibilidad, he decidido que voy a continuar escribiendo en él para disfrute del lector por tener la posibilidad de comentar mis ocurrencias.
Y es que bajo mi criterio, me satisface su buena consideración en la red del Internet y ahora que he conseguido gratuitamente lo que todo el mundo está dispuesto a pagar por tenerlo, es una lástima que defraude a los asiduos lectores; aunque reconozco que me agrada más la programación del hipertexto de las páginas web porque no entiendo nada.

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La tecnologia de la patata hervida.-

Ayer cuando intenté colgar el artículo de la pluviometría en Chert, aparecieron en la pantalla de mi ordenador muchos errores, tanto errores por exceso de etiquetas en el blog como errores por demasiadas etiquetas en el artículo.
Desde un principio aprendí que cada artículo solo admite unas pocas etiquetas, pero con la utilización de las mismas, ahora estoy restringido al uso de la mitad, no obstante, como ya he superado la cantidad máxima preestablecida, debo contentarme con aprovechar alguna de las que ya tengo porque no se me permite añadir ninguna más.
¡Está visto que, esto del blog, no está pensado para mi y me parece que el Internet, tampoco!.
Si desde hace tres mese no se me permite entrar a modificar, añadir o quitar contenidos de los espacios web en donde están alojadas las páginas web, teniendo que haber inventado el saltimbanqui para poder continuar aumentando los contenidos de los dominios y desde ahora, aquí en el blog, se me prohíbe añadir más etiquetas, queda claro que el diseñador de la infraestructura no sabía ni imaginó de la existencia del Lleó del Maestrat.

xertoli, el fracaso de una idea.-

Cuando pronunciamos la palabra chertolí, todos sabemos que es nuestro gentilicio, nos dice que nosotros somos los hijos de Chert, los de la ciudad amurallada de la cima, haciendo clara alusión a la Mola Murà, aunque para muchos, pueda parecer un nombre de terminación despectiva.
Con la venida de la democracia todos tenían derecho a imponer su criterio y especialmente nos inundó un sentimiento generalizado de cambiar los nombres a los pueblos. La voluntad comercial el pueblo de Chert, puso en marcha la imaginación y las mentes pensantes del momento, decidieron que podían envasar el aceite con el nombre de xertoli diseñando una muy bonita y acertada etiqueta.
Desgraciadamente, después de la inversión realizada y la planta envasadora operativa, el aceite no cumplía las reglamentaciones específicas y debió desguazarse la infraestructura. Corrían los primeros años de la década de los 80 y el Servicio de Extensión Agraria se afanaba en venir al pueblo de Chert para dar consejos ocurrentes a los labradores, siendo fundamental en aquellos años, el arrancar todos los olivos viejos y replantar de nuevos como los naranjos, ante la extrañeza y negativa de los propios recolectores de olivas que no aceptaron semejantes sabias ideas.
Ahora, que ya han pasado treinta años, hasta el podar está regulado. Ya puede imaginarse el lector donde está el interés por la conservación del olivar y la razón de su abandono, si antes de iniciar la cansada faena hay que pedir permiso para cualquier actuación agrícola y esperar licencia de respuesta, ¡che!, desertores del arado firmantes de paperets, ir a marear la perdiz a otra parte y comer petróleo.

La crema de cafe SEGARRA.-

Llevo unos días un tanto cañero y sin quererlo, puedo estar dejando mal sabor de boca a algún lector de este blog que por otro lado, al margen de mi consideración más distinguida, no es mi intención faltar al respeto a nadie, lo que ocurre es que las cosas son como son y una vez pasado por un lugar, no podemos despasar para cambiar lo que no nos agrade, aunque si podemos intentar mejorar nuestra actitud para no repetir el mismo comportamiento especialmente cuando afecta a otras personas.
Al elaborar un licor como los que llevan adherida una etiqueta de la marca SEGARRA y pretendo ser el mejor en mi oficio, no puedo descuidar el proceso de la destilación y tampoco debo permitirme ciertas libertades pensando que nadie se va a enterar si cometo algún desliz, mi valía como persona cuidadosa y mi voluntad en conseguir elaborar lo mejor de entre lo mejor técnicamente posible, no lo permiten.
Si hablo o escribo de la crema de café SEGARRA, es perder el tiempo, se necesita que uno mismo la pruebe, por lo menos una vez en la vida, para saber de lo que hablo o escribo. Y hablando de probar y no de aprobar, ¿quién se apunta a una visita cultural? …, de las del 4’9, con derecho a repetir y sin fecha de caducidad.