• Páginas

  • Categorías

  • Archivos

El aceite de la aceituna.-

Quede claro me estoy refiriendo al oli de oliva de olivera que por intereses comerciales, los amigos de lo ajeno deterioraron el nombre y además, lo usurparon para aprovecharse del concepto y trasladarlo a las liposidades que se nos ofrecen en los comercios y los tontos compran valorando el precio y no las cualidades.
Desgraciadamente nací en la zona del mundo, me refiero al planeta Tierra, en donde existe la mayor y más antigua concentración de plantaciones de oliveras farga y por estar catalogado gubernalmente como gran cosechero, he tenido que recoger en mi vida muchas aceitunas al igual que hicieron anteriormente mis predecesores y aun siendo pueblerino, algo he aprendido.
Todos deberíamos saber como se obtiene el aceite de las aceitunas y también el resto de las grasas vegetales y si el lector no lo sabe, le invito acercarse a la escuela a aprender porque el día que el Sr. Maestro explicó la lección, seguro que no asistió y cuando utilizamos un disolvente para separar un soluto, por fortuna, siempre queda disolvente en el soluto aunque la Organización Mundial de la Salud nos indique y fije los límites de toxicidad.
Hoy comemos mucha basura pero muy bien presentada y a precios bajos que es sinónimo de competitivo con el resultado de digestiones lentas e incluso intolerancias alimenticias que nos obligan a vomitar la comida ingerida o nos produce una diarrea o un malestar, capaz de aumentarnos la temperatura corporal e incluso fiebre o por qué no reconocerlo, todo a la vez, un bonito, grato y entrañable recuerdo del restaurante que hemos elegido para alimentarnos y que nos sirve para saber donde volver cuando deseemos pasar a la fase del envenenamiento y llorar de crisis en el sector de la restauración.

Anuncio publicitario

El olivo milenario del Maestrazgo.-

Un patrimonio personal de los labradores de esta olvidada tierra levantina que siempre pagaron religiosamente los derechos reales de sucesión y transmisión de padres a hijos durante todas las generaciones que nos han precedido y las contribuciones y tributos por conservar y cuidar el suelo para obtener un producto, el aceite de aceituna farga desprestigiado e infravalorado por el comerciante y el consumidor. Y como propietario de una cosa, puedo decidir sobre ella, quemándola, abandonándola, cuidándola o vendiéndola.
Esta realidad social por la que los labradores del Maestrazgo no conseguimos obtener rendimiento de nuestras actividades agrícolas, ha conducido a tomar la sabia decisión de malvender los olivos enteros para otros fines diferentes a la producción de aceite; unos majestuosos olivos que para cabar su tallo con la azada al objeto de retirar sus brotes bordes, se precisa en algunos casos de media hora de reloj haciendo transpiración deportiva que significa sudando.
Los labradores del Maestrazgo, no precisamos reconocimiento ni protección de nuestra propiedad, ni de lo que en ella tengamos plantado o cultivemos, ni regulaciones de compraventa, ni influencia en la cesta de la compra, es suficiente solamente, que se nos coticen los productos de nuestra actividad agrícola por el valor acorde con el esfuerzo invertido en su obtención.

El artista Joan Beltran Bel.-

Estos días nos está haciendo un clima invernal, los aires del norte soplan insistentemente y el frío invierno se apodera de las tierras del Maestrazgo. Tanto en las cumbres de las montañas como en las zonas montañosas, el agua de las charcas se hiela y las aves migratorias buscan lugares más cálidos para poder beber. Los pueblos del Maestrazgo más próximos al mar Mediterráneo, atraen la visita de los tordos que aprovechan para comerse las deliciosas aceitunas de la variedad farga propias de nuestro entorno.
Muchas personas son las que sienten afición por la caza, algunas dedican todo el año para preparar las zonas de «parany» y otras, son verdaderos caminantes que aprovechan las circunstancias meteorológicas para recrear esta afición de cazar con sus escopetas controlando a los tordos que invaden sus fincas y se comen parte de la cosecha.
Hoy he pasado por casa de Joan «el artista del Maestrazgo» que ha recuperado el antiguo oficio de aladrero en las casas de turismo rural Art Rustic en la aldea de Anroig y no estaba, pero como era casi mediodía, he aguardado su regreso y nos ha mostrado la caza de varios amigos de Wenceslas, el de los «Cuentos de Chert«, que desde la región checoslovaca de Bohemia, en la población de Krumlov a orillas de río Vltava habían venido a España a pasar el invierno. Cuando les ha invitado el artista Joan Beltrán Bel a venir con él a su casa para que Neus y Estela se los comiesen fritos con cebolla, han aceptado encantados y como me ha regalado un par para que los probásemos mi padre y yo, esta noche también nos los hemos comido y estaban buenísimos.