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Monsieur Pernilod de Scherwiller, Alsace.-

Con tanta fecha de caducidad y de consumo preferente, se me está olvidando que existen alimentos que no se pueden conservar y si se consumen preferentemente, es por ser demasiado buenos para conservarse. No se lo que pasa que, cuando te das cuenta, si no fuese porque lo estás viendo, se diría que se lo comen unos pillines ratoncetes.
Podía haber ocurrido en el vecino pueblo de Canet lo Roig, en el de Vallibona o en Rosell, pero siempre que pasa algo interesante, es en lejanas tierras porque, la mente humana, es así de incomprensible, de tal suerte que en España los regalos a los niños los traen los Reyes Magos de Oriente en camello, en Oriente, el Papá Noel con unos renos y en los Países Bálticos, San Nicolás en una barca llamada España.
Pues bien, hace muchos años (no podía ser de otra manera), en el bonito pueblo de Scherwiller (villa de Chert), situado en la région de Alsace, en los Alpes franceses, vivía un docteur llamado Pernilod que hacía una promenade por las montañas del otro lado de los Alpes (para situarlo más lejos), un día observó a unos cerdos que también habían ido de excursión a tomar el fresco por aquellas montañas, como lamían unas rocas acristaladas, por lo que se le ocurrió acercarse para probarlas, notándolas saladas a su paladar. Cuando vino la fiesta de la matanza del cerdo antes de San Antonio, como los vecinos de su pueblo le regalaban muchos presentes para agasajarlo y no podía comerse tanta carne, se le ocurrió coger unas piedras de la montaña y guardarla como hacen los perros con los los huesos para ir consumiéndola poco a poco y al paso del tiempo, observó que se secaba y se hacía más sabrosa, por eso al jamón, en la lengua valenciana le llamamos pernil y cuando el pernil en muy grande, le decimos pernilot por degeneración pero en honor, a monsieur docteur Pernilod.
¡¡¡ Con tan buen invento, a nadie se le ha ocurrido hacerle un monumento !!!.
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La fecha de caducidad en los alimentos.-

Recuerdo cuando era pequeño que todo se compraba y todo de vendía sin importar la fecha de su fabricación o la del límite de su aconsejado consumo. Las cosas eran tal cual y especialmente los alimentos, se comían frescos del tiempo, no como ahora fríos de la nevera porque, ciertamente no habían.
Estamos acostumbrados y vivimos de forma de lo más normal, que en las casas modernas en lugar de despensa haya un armario que suple mínimamente sus funciones y asociado a él, un gran frigorífico lleno de artículos comestibles envasados y etiquetados según la norma regulada por el Real Decreto 1334/1999, indicando sus ingredientes y con su importantísima fecha de caducidad bien rotulada.
Con tanto laboratorio repleto de investigadores para añadirle a los alimentos que comemos aquello que le falta y quitarle, lo que supuestamente le sobra, nadie ha inventado un sencillo sistema para que el alimento se pueda conservar por tiempo indefinido sin que se estropee perdiendo sus cualidades y si es posible mejorarlas.

Alineación Venus, Tierra y Júpiter.-

   Ayer tarde salí a terrado por necesidad. El frío del helado invierno es suficientemente importante como para sentirse hasta en los huesos y no desear salir de casa a tomar el fresco, máxime a esta hora del atardecer en la que la oscuridad de la noche avanza sin remisión y el mercurio del termómetro desciende por debajo de los 0º C. Por encima del tejado del edificio de las escuelas del pueblo, desde hace unos días estoy observando dos astros brillantes que destacan en el firmamento a una distancia aparente de una pulgada a brazo extendido y reconocidos sin necesidad del telescopio. Durante todo el verano el planeta Júpiter nos ha gratificado la visión con su presencia y con la ayuda del telescopio, hemos podido contemplar sus satélites más grandes avanzando desde el este al oeste por la bóveda celeste del sur y en está época del año, va descendiendo hacia el horizonte, pero de repente, por debajo vemos la aparición de otro planeta mucho más brillante, el más brillante del cielo chertolí después del Sol y La Luna, se trata de Venus que, siguiendo su órbita, parece que va al encuentro de Júpiter.

   Es evidente que si Júpiter sigue una trayectoria externa a la de La Tierra y el planeta Venus, por describirla interna, nunca van a encontrarse, desde nuestra terrícola posición, parece como si quisieran alinearse o incluso golpearse y en unos días, veremos qué proximidad aparente alcanzan.

   Este fenómeno astronómico, ocurre regularmente todos los años y en ocasiones, la proximidad visual aparente es como la mostrada desde la Unidad de Observación Astronómica del Maestrazgo en Chert.

Venus escondido detrás de La Luna.