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Y seguimos creciendo hacia abajo.-

Si el nivel de paro era elevado el año pasado, este año vamos a tener más de lo mismo y no es precisamente un problema de política económica, sino de falta de resignación en aceptar la realidad actual que no se puede atajar con un plan de inversión municipal para reparar los desperfectos locales por razones de uso y con financiación a base de deuda pública.
Hace algún tiempo nos caía la baba escuchando las lindezas de nuestros gobernantes cuando nos hablaban de como creaban cada día empleo y de repente, como a quien se le ha comido la lengua el gato, siendo los mismos dirigentes políticos, estamos evolucionando a su destrucción y a una velocidad vertiginosa que no va a desacelerarse antes de dos años.
Viendo la dimensión social de esta tragedia, nadie se percata de cual es su lugar en el escenario y si la misión de empresario es conseguir el euro para darlo a los trabajadores, ambos, deben cumplir con diligencia su obligación durante la jornada laboral, el Estado, regular las normas para que exista una muy buena convivencia cívica a todos los niveles y todos, empezar a aprender a distinguir lo superfluo de lo necesario.
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Natros los valencians del Maestrat.-

Desde que D. Joan Fuster escribió aquel libro titulado «Nosaltres els valencians» en el que no referencia ninguna actividad árabe en el Maestrazgo, más de un comentario ha nacido al hilo de la situación anecdótica que viven aquellas personas que tienen por obligación el estudiar y discutir la filología de las palabras.
El hecho de no existir normativa lingüística valenciana en el momento de producirse el tránsito democrático de hace 30 años y la necesidad de cambiarlo todo inmediatamente, exigió a nuestros Gobernantes un apoyo en la cercana normativa académica catalana y como por otro lado, todo lo que viene de lejos, parece ser mejor, se empezaron a usar términos y giros de palabras que no eran costumbre en nuestra tradicional habla valenciana.
Hoy se habla de la «llengua catalana» cuando se refiere uno a la lengua valenciana y aunque las gentes del Maestrazgo nos sintamos muy unidos con las personas del delta del río Ebro por nuestros lazos históricos, debieran recordar los catalanes de Barcelona al momento de colocarse la medalla de la tradición o la história, que cuando reverencian a su bandera, es la bandera de Aragón.

De la competitividad a la crisis.-

Durante muchos años, los medios de comunicación de masas y nuestros elegidos gobernantes, nos han machacado hasta la saciedad con los vocablos competitividad y competitivo como soluciones de futuro y la verdad es que nadie nunca ha sabido lo que realmente significaban. Al final, las personas sabelotodo, han confundido la expresión, asociándola a algo económico de precio, porque, por su falta de sapiencia, es la única referencia que poseen.
El resultado verdadero, es el conseguir propiciar el gradual deterioro de los procesos de fabricación de cualquier producto hasta alcanzar la comercialización de basura, pero hay que reconocer que se vende al incauto comprador muy buen presentada y a un precio muy competitivo, lo que siempre satisface y en otras ocasiones, incluso enorgullece, máxime si la podemos mostrar a otras personas cercanas tan analfabetas como nosotros para permitirnos el lujazo de poder presumir de ceporro.
Y cuando por alguna razón, las personas dejan de comprar basura, los inteligentísimos vendedores, se lamentan de tener crisis, ¿crisis?, si crisis por no poder seguir engañando a más personas necias.
Ahora es el momento de cerrar el negocio que nunca hubieses tenido que abrir, aprendiendo que en el árbol de comercio, florecen muchos pero lo que se dice madurar, maduran pocos.