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El error 404 o la falta de existencia.-

En esta sociedad que nos ha tocado vivir, los números sustituyen a los nombres en lugar de acompañarlos y nos arrinconan hasta los límites de la indefensión de tal forma, que sin ellos no somos nadie. Que si la identidad, que si el teléfono, que si la matricula, que si la calificación escolar y un largo etcétera pasando por el pin, la casa o el piso y el precio de las cosas. Solo nos falta la era informática con el sistema binario “0” y “1” sustituyendo a “nada” y “todo”, «abierto» y «cerrado» para acabar de completar la secuencia. Sería más fácil si al bautizar a un bebé le asignaran por nombre 10110101.
Desde el día de la Virgen de Carmen (16072009) no puedo acceder a los espacios web que controlaba hasta entonces porque de forma repetitiva todos los días al intentar añadir información me da por respuesta error 404.
En principio es muy fácil saber de qué se trata, entrando a la red del Internet, haces la pregunta correspondiente al buscador y aclarada la respuesta. Muy bien, pero ¿cómo solucionarlo?.
Mi amigo el Sr. D. Rafael Prades Pedra se ha interesado en colaborar y me ha explicado su naturaleza, pero por lo que compruebo está tan verde como yo o ¿debería decir fuera de coordenadas?, por aquello de los números.
El error 404 aparece sencillamente cuando buscas algo y no lo encuentras, por consiguiente, si busco el agujero de la cerradura de la puerta y no encuentro la cerradura ¿cómo podré abrir la puerta?. No es menester ir a la escuela para saber que si no encuentras la escuela no se puede entrar en ella. ¡Como me gustaría ser estudiante de la escuela con error 404!.

«Lo Lleó del Maestrat«.

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La divertida inteligencia.-

Cuando me percato del anormal comportamiento del computador personal, me doy cuenta de los poco inteligente que es la supuesta inteligente máquina que nos han creado, muchos usamos y en la que depositamos parte el trabajo que a diario vamos generando.
Hace unos días recibí un correo mal intencionado que contenía un malévolo virus de estos de moda y cuando salto en la pantalla, le di un mordisco en la oreja siendo eliminado sin contemplaciones, no obstante, al terminar la sesión de trabajo, ordené el cierre del sistema operativo y no respondía. Evidentemente, el salto viral debió dar una certera coz en la espinilla del sistema que no permitía su operatividad.
Durante unos días, para cerrar el ordenador debía esconderme y dar las instrucciones diciéndole que no era yo el que las daba y ante la respuesta de falta de identidad, se cerraba el ordenador si problemas, pero, tener que mentir, me exigía un comportamiento al que no estoy acostumbrado y en la primera visita de mi sobrino JuanFris, le he preguntado como solucionar el incidente y me ha dado una respuesta de lo más sencilla, ¡quítale la pila!.
Recuerdo que cuando empecé a jugar con la nueva tecnología usando la placa base que me regaló mi amigo Rafael, la pila estaba agotada y todos los correos que enviaba, llevaban la fecha del día de la activación de la misma, con el resultado de quedar almacenados los últimos en las bandejas de entrada de mis corresponsales, llegando algunos a llamarme la atención. Un buen día, me decidí cambiar la pila y el ordenador se volvía loco como un potro salvaje hasta que le quitaba la pila y se amansaba. Tras una limpieza de más de 800 virus que estaban a la espera de ser activados el día y la hora de su nacimiento, el problema fue solucionado. Ahora no he necesitado decirle al computador que es un ordenador cromañonano o de antes de Cristo, con retrasarle la fecha quince días, ha sido suficientemente engañado.