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Los tordos checos.-

Son las siete de la tarde y se oyen desde el pueblo de Chert disparos de escopeta, algún cazador está cazando a la joca.
Esta mañana, mi amigo Antonio ha pasado por casa para decirme lo bien que durante la semana estuvo jugando con el ordenador portátil y le agradaría ajustar correctamente la antena para obtener la máxima transferencia de la información, de esta forma, conseguir optimizar el sistema de comunicación inalámbrico de http://www.ruralwifi.net.
A media mañana, he ido a su casa y desde el tejado, hemos visto como un vuelo de tordos checos se acercaban al pueblo por la ladera este de la Mola Gran, como siguiendo el camino dels rosellanos y sobrevolando por encima del edificio de las escuelas, avanzaban en dirección al Mas de Llansa.
El día se presagiaba climatológicamente muy bueno y hemos estado comentando que tal vez por las montañas de la sierra del Turmell no hayan charcas o estén heladas y los torditos, bajando hasta la font de les Piques, se hayan encontrado con algún cazador que los haya desviado hacia la font de la Guilona.

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Escribo Chert o escribes Xert.-

Delicada decisión a la hora de tener la necesidad de escribirlo porque al pronunciarlo, tiene la voz el mismo sonido y nadie se da cuenta de la variación.
Para quienes fuimos a la escuela en la época anterior a la democracia, escribiremos Chert porque así nos lo enseñaron, pero los colegiales de la democracia, escribirán Xert por la misma razón.
Con la llegada de la red de Internet a nuestros hogares, algunas personas han tenido la oportunidad de descubrir que chert es un nombre muy popular e internacionalmente conocido en todo el mundo y que está relacionado con la piedra, pero no con una piedra cualquiera, sino con aquella piedra que al romperla forma aristas cortantes capaces de ser usadas tanto como utensilio de trabajo como de guerra.
El gentilicio de Chert es Chertolí y aunque parezca con una terminación despectiva, nos está diciendo que nosotros somos los habitantes de la ciudad amurallada de la cima y no hace falta ser muy imaginativo, cuando todo el mundo nacido de esta tierra o hijo de la misma, aunque esté viviendo a más de 10000 Km., siente en alguna ocasión de su vida, la necesidad de acercase a la Mola Murà para comprobar que allí no hay nada.
De épocas más recientes conservamos nuestro actual escudo. Al margen de cualquier interpretación chungaleta, es un cordero con un estandarte, haciendo clara alusión a la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén que al fusionarse con la Orden del Templo de Salomón formarán la Orden de Montesa y que unida posteriormente a la Orden de San Jorge de Alfama constituirán la Orden Militar de Santa María de Montesa que da nombre en el Reino de España al actual Maestrazgo.
El hecho de tener dibujada una cruz en el estandarte sujetado por la pata delantera del cordero, hizo que fuese retirado salvajemente de la vista hace algún tiempo, con lo que el cordero en solitario, encabezaba el emblema o escudo de Chert, queriéndose relacionar con el xai porque en valenciano, al parecer, la «ch» no existe, aunque si la «c» y la «h», para cambiar tranquilamente el nombre al pueblo de Chert después de más de 5000 años y enseñándose como válido el nombre de Xert. De esta suerte, pasamos de estar en cuarta posición de la lista alfabética, a la la tercera, pero por la cola.
La decisión que tuvo que tomarse desde las Instituciones Oficiales del pueblo de Chert, fueron salomónicas y desde hace algún tiempo, están reconocidos oficialmente los dos nombres como válidos para que cada cual lo escriba como le apetezca.

Escribo Chert o escribes Xert.-

Delicada decisión a la hora de tener la necesidad de escribirlo porque al pronunciarlo, tiene la voz el mismo sonido y nadie se da cuenta de la variación.
Para quienes fuimos a la escuela en la época anterior a la democracia, escribiremos Chert porque así nos lo enseñaron, pero los colegiales de la democracia, escribirán Xert por la misma razón.
Con la llegada de la red de Internet a nuestros hogares, algunas personas han tenido la oportunidad de descubrir que chert es un nombre muy popular e internacionalmente conocido en todo el mundo y que está relacionado con la piedra, pero no con una piedra cualquiera, sino con aquella piedra que al romperla forma aristas cortantes capaces de ser usadas tanto como utensilio de trabajo como de guerra.
El gentilicio de Chert es Chertolí y aunque parezca con una terminación despectiva, nos está diciendo que nosotros somos los habitantes de la ciudad amurallada de la cima y no hace falta ser muy imaginativo, cuando todo el mundo nacido de esta tierra o hijo de la misma, aunque esté viviendo a más de 10000 Km., siente en alguna ocasión de su vida, la necesidad de acercase a la Mola Murà para comprobar que allí no hay nada.
De épocas más recientes conservamos nuestro actual escudo. Al margen de cualquier interpretación chungaleta, es un cordero con un estandarte, haciendo clara alusión a la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén que al fusionarse con la Orden del Templo de Salomón formarán la Orden de Montesa y que unida posteriormente a la Orden de San Jorge de Alfama constituirán la Orden Militar de Santa María de Montesa que da nombre en el Reino de España al actual Maestrazgo.
El hecho de tener dibujada una cruz en el estandarte sujetado por la pata delantera del cordero, hizo que fuese retirado salvajemente de la vista hace algún tiempo, con lo que el cordero en solitario, encabezaba el emblema o escudo de Chert, queriéndose relacionar con el xai porque en valenciano, al parecer, la «ch» no existe, aunque si la «c» y la «h», para cambiar tranquilamente el nombre al pueblo de Chert después de más de 5000 años y enseñándose como válido el nombre de Xert. De esta suerte, pasamos de estar en cuarta posición de la lista alfabética, a la tercera, pero por la cola.
La decisión que tuvo que tomarse desde las Instituciones Oficiales del pueblo de Chert, fueron salomónicas y desde hace algún tiempo, están reconocidos oficialmente los dos nombres como válidos para que cada cual lo escriba como le apetezca.

Cuando no se tiene, se pinta.-

Recuerdo en una ocasión de jovencito, pretendía hacer una antena giratoria con varillas de aluminio de las usadas en las antenas de televisión de la Banda 1. Pensando en el inventillo, se acercó mi abuelo Julián Segarra Ferreres preguntando que estaba haciendo en el taller y al explicarle, pilló la idea de la oreja y me enseñó una forma de como llevarla a la práctica.
Encendió la fragua y mientras yo colaboraba dando aire al carbón, tomó un trozo de varilla cilíndrica maciza de hierro del rincón de la chatarra y de dimensiones externas parecidas al diámetro interno de la varilla hueca de aluminio que debía servir de antena y la acercó al hogar. Cuando estaba caliente, con el martillo en el yunque, le hizo en un extremo una bolita de hierro. Después calentando el otro extremo, repitió la operación resultando una varilla con dos bolitas en los extremos. Cortó la varilla por la mitad y ya tenía dos curiosas varillas cilíndricas con bolita.
Ahora era menester fabricar el soporte y con una pletina y el taladro, usando brocas de diferentes diámetros, le hizo unas concavidades que después de doblada, resultó una U en la que encajaba la bolita de la varilla girando sin salirse. Atornillé las dos U encina de un trozo de madera de olivo y enchufando las varillas de aluminio, resultó una antena de las llamadas de cuernos que permitía ver la televisión con un reemisor pasivo montado en pruebas encima de la montaña de la Mola Gran de Chert que tomaba la señal televisiva desde Monte Caro en Tortosa en lugar de la lejana Sierra de Aitana.

Cuando no se tiene, se pinta.-

Recuerdo en una ocasión de jovencito, pretendía hacer una antena giratoria con varillas de aluminio de las usadas en las antenas de televisión de la Banda 1. Pensando en el inventillo, se acercó mi abuelo Julián Segarra Ferreres preguntando que estaba haciendo en el taller y al explicarle, pilló la idea de la oreja y me enseñó una forma de como llevarla a la práctica.
Encendió la fragua y mientras yo colaboraba dando aire al carbón, tomó un trozo de varilla cilíndrica maciza de hierro del rincón de la chatarra y de dimensiones externas parecidas al diámetro interno de la varilla hueca de aluminio que debía servir de antena y la acercó al hogar. Cuando estaba caliente, con el martillo en el yunque, le hizo en un extremo una bolita de hierro. Después calentando el otro extremo, repitió la operación resultando una varilla con dos bolitas en los extremos. Cortó la varilla por la mitad y ya tenía dos curiosas varillas cilíndricas con bolita.
Ahora era menester fabricar el soporte y con una pletina y el taladro, usando brocas de diferentes diámetros, le hizo unas concavidades que después de doblada, resultó una U en la que encajaba la bolita de la varilla girando sin salirse. Atornillé las dos U encina de un trozo de madera de olivo y enchufando las varillas de aluminio, resultó una antena de las llamadas de cuernos que permitía ver la televisión con un reemisor pasivo montado en pruebas encima de la montaña de la Mola Gran de Chert que tomaba la señal televisiva desde Monte Caro en Tortosa en lugar de la lejana Sierra de Aitana.

De Chert al Monte Turmell.-

Los amantes de la naturaleza, fuimos convocados el pasado día 17 de mayo para realizar una escapada desde el pueblo de Chert al Monte Turmell y aunque en la actualidad hay un muy buen acceso por el camino Forestal del Estado, el organizador Erme Carceller Ferreres nos invitó a recuperar el antiguo camino de Chert a Vallibona hoy abandonado, El primer tramo de nuestro itinerario hasta el almuerzo, se hizo por pista forestal. La salida de Chert está asfaltada pero al llegar a la curva de Pablo VI, dejamos el asfalto para adentrarnos en el camino de tierra trazado por la cara sur de la Mola de Les Calderes y la Mola Grau para llegar a la Font de L’Albi que, por las inclemencias meteorológicas, no pudimos detenernos a repostar las previstas vitaminas porque empezó a llover y decidimos avanzar hasta el Mas d’En Rei, aprovechándonos del cobijo de su entrada. Por suerte, la lluvia cesó y pudimos continuar tranquilamente por el Mas de Montañes hasta el barranco de la Barcella. Allí abandonamos el trazado del camino para adentrarnos al bosque de encinas de sus inmediaciones y superamos la Costa dels Pugets por un sendero del que, descubríamos su existencia a nuestro paso por unos montoncitos de piedras que a modo de mojones nos indicaban el supuesto trazado. Al final de la colina, alcanzamos el cortafuegos que desde el sur asciende hasta la cima del Monte Turmell y nos aprovechamos de este tramo más transitable. Aunque la altura de estos montes mediterráneos del Maestrazgo se supone deberían ser suficientes como para permitir el crecimiento del arbusto silvestre conocido como enebro (junipeus communis) del que sus bayas son aprovechadas para la elaboración de la Ginebra SEGARRA por destilación con todas sus propiedades, lo cierto es que durante el trayecto no vi ninguno, tal vez, porque fueran pasto de las llamas en el incendio que sufrimos hace unos años y han desaparecido por lo que esta zona no es adecuada para acercarse en el momento de su recolección. Lo más llamativo de esta planta salvaje es que posee el fruto de dos anualidades, uno verde que madurará el próximo año y otro de color violeta azulado oscuro que es la baya madura comestible que aprovecho en la fabricación de la Ginebra SEGARRA y como sus hojas acaban en punta, cuando vas a recolectarlas te llenas de rasguños. En www.chert.org/dechertalturmell/ podéis ver unas cuantas imágenes.

De Chert al Monte Turmell.-

Los amantes de la naturaleza, fuimos convocados el pasado día 17 de mayo para realizar una escapada desde el pueblo de Chert al Monte Turmell y aunque en la actualidad hay un muy buen acceso por el camino Forestal del Estado, el organizador Erme Carceller Ferreres nos invitó a recuperar el antiguo camino de Chert a Vallibona hoy abandonado, El primer tramo de nuestro itinerario hasta el almuerzo, se hizo por pista forestal. La salida de Chert está asfaltada pero al llegar a la curva de Pablo VI, dejamos el asfalto para adentrarnos en el camino de tierra trazado por la cara sur de la Mola de Les Calderes y la Mola Grau para llegar a la Font de L’Albi que, por las inclemencias meteorológicas, no pudimos detenernos a repostar las previstas vitaminas porque empezó a llover y decidimos avanzar hasta el Mas d’En Rei, aprovechándonos del cobijo de su entrada. Por suerte, la lluvia cesó y pudimos continuar tranquilamente por el Mas de Montañes hasta el barranco de la Barcella. Allí abandonamos el trazado del camino para adentrarnos al bosque de encinas de sus inmediaciones y superamos la Costa dels Pugets por un sendero del que, descubríamos su existencia a nuestro paso por unos montoncitos de piedras que a modo de mojones nos indicaban el supuesto trazado. Al final de la colina, alcanzamos el cortafuegos que desde el sur asciende hasta la cima del Monte Turmell y nos aprovechamos de este tramo más transitable. Aunque la altura de estos montes mediterráneos del Maestrazgo se supone deberían ser suficientes como para permitir el crecimiento del arbusto silvestre conocido como enebro (junipeus communis) del que sus bayas son aprovechadas para la elaboración de la Ginebra SEGARRA por destilación con todas sus propiedades, lo cierto es que durante el trayecto no vi ninguno, tal vez, porque fueran pasto de las llamas en el incendio que sufrimos hace unos años y han desaparecido por lo que esta zona no es adecuada para acercarse en el momento de su recolección. Lo más llamativo de esta planta salvaje es que posee el fruto de dos anualidades, uno verde que madurará el próximo año y otro de color violeta azulado oscuro que es la baya madura comestible que aprovecho en la fabricación de la Ginebra SEGARRA y como sus hojas acaban en punta, cuando vas a recolectarlas te llenas de rasguños. En www.chert.org/dechertalturmell/ podéis ver unas cuantas imágenes.