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El aceite de la aceituna.-

Quede claro me estoy refiriendo al oli de oliva de olivera que por intereses comerciales, los amigos de lo ajeno deterioraron el nombre y además, lo usurparon para aprovecharse del concepto y trasladarlo a las liposidades que se nos ofrecen en los comercios y los tontos compran valorando el precio y no las cualidades.
Desgraciadamente nací en la zona del mundo, me refiero al planeta Tierra, en donde existe la mayor y más antigua concentración de plantaciones de oliveras farga y por estar catalogado gubernalmente como gran cosechero, he tenido que recoger en mi vida muchas aceitunas al igual que hicieron anteriormente mis predecesores y aun siendo pueblerino, algo he aprendido.
Todos deberíamos saber como se obtiene el aceite de las aceitunas y también el resto de las grasas vegetales y si el lector no lo sabe, le invito acercarse a la escuela a aprender porque el día que el Sr. Maestro explicó la lección, seguro que no asistió y cuando utilizamos un disolvente para separar un soluto, por fortuna, siempre queda disolvente en el soluto aunque la Organización Mundial de la Salud nos indique y fije los límites de toxicidad.
Hoy comemos mucha basura pero muy bien presentada y a precios bajos que es sinónimo de competitivo con el resultado de digestiones lentas e incluso intolerancias alimenticias que nos obligan a vomitar la comida ingerida o nos produce una diarrea o un malestar, capaz de aumentarnos la temperatura corporal e incluso fiebre o por qué no reconocerlo, todo a la vez, un bonito, grato y entrañable recuerdo del restaurante que hemos elegido para alimentarnos y que nos sirve para saber donde volver cuando deseemos pasar a la fase del envenenamiento y llorar de crisis en el sector de la restauración.

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Feria del aceite en Canet lo Roig.-

Atendiendo a las previsiones, los días 18 y 19 de abril de 2.009 coincidiendo con el tercer fin de semana del mes, se ha inaugurado «La VIII Fira de l’Oli Verge d’Oliva i Productes Agroalimentaris» en Canet lo Roig y si bien el día ha amanecido con un Sol radiante, al paso de la mañana se fue encapotando de nubes llegando a amenazar tormenta, no obstante, la meteorología es propicia para permitir mantener los puestos expositores al numeroso público asistente y disfrutar de la continuidad de una singular feria de moderna creación.
Hoy no podremos contar con al presencia de uno de sus más importantes artífices creativos de este modesto proyecto de Feria Temática del Maestrazgo porque hace un año D. Vicente Meseguer Folch nos dejó con toda la importantísima obra que día a día fue realizando en el transcurso de su vida, consiguiendo sembrar ilusionadamente el propósito de renovación para darle entre todos un homenaje de continuidad y consolidación.
Durante los últimos tiempos y por la falta de valoración de sus rendimientos, hemos perdido una parte importante de nuestros bienes culturales y laborales que como pueblo nos referencia en el mundo. Tenemos el equivocado sentimiento de que lo nuestro, por lo cotidiano y cercano, no interesa a nadie y no lo valoramos en su verdadera dimensión. Nuestras características geográficas, deberían ser compatibles con las infraestructuras paisajísticas y agrarias y para el desarrollo como pueblo, no es menester malvender los olivos milenarios, basta con ofrecer el fruto de nuestro trabajo, el aceite de aceituna, (oli d’oliva).

La caza del tordo.-

Cuando se acerca la primavera por las tierras del Maestrazgo, nos percatamos del inicio del buen tiempo climatológico porque aparecen las golondrinas, típicos pajaritos emigrantes que todos los años vienen a confeccionar sus nidos en nuestras latitudes, alimentan a sus crías sin molestar a nadie y por ello, tampoco son molestados.
Debido a este hecho, porque su alimentación está basada principalmente de larvas, gusanitos, moscas y algún mosquito, colaborando en el equilibrio ecológico de unos indeseados insectos y otras especies animales, son muy bien recibidos. Al final del verano, con sus vuelos migratorios, retornan a otros lugares y en el Maestrazgo esperamos resignadamente la llegada del invierno que de nuevo aparecen otras aves migratorias, los conocidos tordos.
Pero estos nuevos visitantes, por las circunstancias naturales, se alimentan primero de bayas y posteriormente de olivas y es aquí dónde nace el problema. Aunque yo no sea cazador, ni me entretenga cazando y no discuta las razones por las que los grupos ecologistas reivindiquen sus ideales, por las que las leyes, regulen o prohíban determinadas prácticas de caza, deberían ser sus defensores y legisladores, quienes con su dinero alimenten a los tordos y que no confiasen en mi persona o en los dueños de las aceitunas que se comen, porque después de estar todo el año cuidando nuestros olivos y anhelando el tiempo de la recolección del fruto de nuestro trabajo, es muy desagradable cuando, a la postre, vienen los ladrones tordos a robarlo.