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El valor de las palabras gran y viejo.-

Tenía mi padre tres tipos de brandy que aún conservo, rotulados con tres nombres de cinco letras. A uno le llamaba extra, a otro viejo y al otro añejo. Puede parecer una tontería porque realmente el nombre, aunque referencia al producto, no es acorde con el contenido de la botella.
El Brandy Extra es un brandy elaborado por destilación de alcohol de vino sano, no aprovecho los residuos vínicos, ni los orujos, ni las heces de vinificación, etc. y es envejecido en barril de roble durante siete años antes de ser envasado. El brandy que no vendo, lo continuo envejeciendo en barril de roble durante quince años y cuando lo embotello, queda identificado como Brandy Superior dado que el nombre de Viejo está prohibido. El contenido de las botellas de Brandy Añejo, es un brandy elaborado en 1.964 y envejecido en barril de roble hasta el día de su embotellado. Un fraude para el ignorante porque no se trata de un brandy de un año de crianza.
Con la prohibición del uso de la expresión viejo entiendo por qué al brandy que elaboró mi bisabuelo en 1.921 y desde esta fecha, está conservado en barril de roble, solo 90 años de envejecimiento, se le llame Gran Maestre. Como no podía ser de otra manera en lugar de viejo se le llama gran, para que nadie se enfade.

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La ambigüedad de la cultura.-

   Hay personas de Grecia, Portugal e Italia llegadas desde Bruselas que también visitan la destilería de Chert para simplemente oír las elocuentes palabras de Julián Segarra Esbrí «el entretenedor turístico del pueblo».

oyentes

Natros los valencians del Maestrat.-

Desde que D. Joan Fuster escribió aquel libro titulado «Nosaltres els valencians» en el que no referencia ninguna actividad árabe en el Maestrazgo, más de un comentario ha nacido al hilo de la situación anecdótica que viven aquellas personas que tienen por obligación el estudiar y discutir la filología de las palabras.
El hecho de no existir normativa lingüística valenciana en el momento de producirse el tránsito democrático de hace 30 años y la necesidad de cambiarlo todo inmediatamente, exigió a nuestros Gobernantes un apoyo en la cercana normativa académica catalana y como por otro lado, todo lo que viene de lejos, parece ser mejor, se empezaron a usar términos y giros de palabras que no eran costumbre en nuestra tradicional habla valenciana.
Hoy se habla de la «llengua catalana» cuando se refiere uno a la lengua valenciana y aunque las gentes del Maestrazgo nos sintamos muy unidos con las personas del delta del río Ebro por nuestros lazos históricos, debieran recordar los catalanes de Barcelona al momento de colocarse la medalla de la tradición o la história, que cuando reverencian a su bandera, es la bandera de Aragón.