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La Fabrica Nacional de Moneda y Timbre.-

Cuando hay un movimiento bursátil de valor en el dinero, vemos en las imágenes televisivas la película de una máquina de la Fabrica Nacional de Moneda y Timbre haciendo hojas de billetes de 50 euros. A mi me agradaría verlos de 50.000 euros pero dado que aún no existen, me conformaría con los de 500 euros. Estas llamativas imágenes inducen al error de pensar que los Gobiernos Occidentales tienen las máquinas en funcionamiento todos los días del año, incluso en los años bisiestos y para ellos, el disponer de dinero no es problema por ser los propietarios de las máquina de fabricarlos, por consiguiente, como ciudadanos de a pie, no debemos preocuparnos al estar salvados por una máquina que no se avería nunca y ante cualquier imprevisto, siempre está el Estado para subvencionarnos.
Cada vez que sale un billete en circulación, el valor del resto desciende proporcionalmente. El gran problema para los Estados Europeos y por extrapolación para sus ciudadanos, es que con las máquinas de hacer billetes no tienen suficiente dinero y precisan pedir aportaciones a los Contribuyentes.
Afortunadamente la cantidad de Contribuyentes va descendiendo progresivamente cada año y como no inventemos máquinas de hacer billetes de 10.000 euros para regalarlos a quienes acreditan estar necesitados, en pocos años lo vamos a tener pero que muy claro.

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La venta del jabonero.-

A principios del siglo XX estaba regentada por sus propietarios la familia Royo. El matrimonio tenía tres hijos y una hija. Por la escasez de recursos económicos del lugar y por la relación comercial con mi abuelo, Julián Segarra Ferreres aconsejó al Sr. Royo que enviase a uno de su hijos a aprender en un comercio y Manuel, fue de dependiente a un establecimiento de Morella. Al paso del tiempo, Gabriel también se acercó a Morella para estudiar en las Escuelas Pías y con la intención de cursar estudios de magisterio para hacerse maestro, marchó a Zaragoza. En la calle Bogiero ¿108?, subiendo a mano derecha, en donde se estrecha la calle, había un tienda de galletas en venta y llamó a su hermano Manuel para comprarla. Manuel atendía el establecimiento mientras Gabriel visitaba clientes y entre los dos montaron el negocio de GALLETAS ROYO. El Sr. Gabriel se casó de mayor y tuvo un hijo que estudió medicina.
Al paso de los años, se incorporó al negocio el hermano Juan, comprando un local en la calle Navarra y construyendo un horno de fabricación en continuo en el que por un lado entraban las galletas en pasta y por el otro extremo salían cocidas. Es anecdótico mencionar que les alquilaron una iglesia y la utilizaban como almacén.
Con escaso tiempo, se acercó a Zaragoza su hermana, cuñado y los dos hijos ya mayores, comprando una finca agrícola y dedicándose a esta otra actividad, con lo que la Venta del Jabonero cerró sus puestas al público definitivamente.