• Páginas

  • Categorías

  • Archivos

Apreciadisimo Sr. Jose Segarra Adell.-

HCV, a 3 de septiembre de 2.009.
Ayer tarde oíamos por los altavoces municipales un bando que nos participaba a todos los vecinos de una defunción en el pueblo de Chert. Se trataba del fallecimiento de nuestro muy querido señor José Segarra Adell que en el transcurso de los 89 años de su vida, consiguió con su proceder, ganarse el cariño, respeto y admiración de todos sus convecinos.
En la emotiva homilía de la santa misa ofrecida por el Rvdo. D. Rafael García Castillo, se nos han recordado algunas de sus cualidades cristianas dignas de mencionarse por ser aprovechables como referente de todos los asistentes que llenábamos con nuestra presencia el edificio, al servirnos de máximas a seguir en nuestra propia vida.
Pero también son destacables sus grandes cualidades humanas que le permitieron acercarse a las Oficinas Administrativas y conseguir para los vecinos del pueblo de Chert lo que hasta entonces nadie nunca había podido imaginar y sin coste alguno para los chertolinos. En su época de Alcalde, disfrutamos entre otras, por recordar alguna, de la mejora en la red de suministro eléctrico al sustituir del cableado por otro de más calibre incrementando la potencia, se asfaltaron las calles, se construyó un reemisor televisivo en la Mola Gran, se alumbraron las calles con unas potentes farolas como si Chert fuese una gran ciudad y para colofón, se construyó un polideportivo en la partida de Les Forques como no existía en ningún pueblo de la provincia, demás de facilitar cuantas obras se quisieron realizar a nivel particular por sus convecinos, colaborando con las empresas para que no desapareciesen e incluso manteniendo el desarrollo como pueblo dando salida comercial a los productos derivados de nuestra actividad agrícola en una época de esplendor en la que hasta las verbenas populares eran gratuitas.

Anuncio publicitario

Cuando no se tiene, se pinta.-

Recuerdo en una ocasión de jovencito, pretendía hacer una antena giratoria con varillas de aluminio de las usadas en las antenas de televisión de la Banda 1. Pensando en el inventillo, se acercó mi abuelo Julián Segarra Ferreres preguntando que estaba haciendo en el taller y al explicarle, pilló la idea de la oreja y me enseñó una forma de como llevarla a la práctica.
Encendió la fragua y mientras yo colaboraba dando aire al carbón, tomó un trozo de varilla cilíndrica maciza de hierro del rincón de la chatarra y de dimensiones externas parecidas al diámetro interno de la varilla hueca de aluminio que debía servir de antena y la acercó al hogar. Cuando estaba caliente, con el martillo en el yunque, le hizo en un extremo una bolita de hierro. Después calentando el otro extremo, repitió la operación resultando una varilla con dos bolitas en los extremos. Cortó la varilla por la mitad y ya tenía dos curiosas varillas cilíndricas con bolita.
Ahora era menester fabricar el soporte y con una pletina y el taladro, usando brocas de diferentes diámetros, le hizo unas concavidades que después de doblada, resultó una U en la que encajaba la bolita de la varilla girando sin salirse. Atornillé las dos U encina de un trozo de madera de olivo y enchufando las varillas de aluminio, resultó una antena de las llamadas de cuernos que permitía ver la televisión con un reemisor pasivo montado en pruebas encima de la montaña de la Mola Gran de Chert que tomaba la señal televisiva desde Monte Caro en Tortosa en lugar de la lejana Sierra de Aitana.

Cuando no se tiene, se pinta.-

Recuerdo en una ocasión de jovencito, pretendía hacer una antena giratoria con varillas de aluminio de las usadas en las antenas de televisión de la Banda 1. Pensando en el inventillo, se acercó mi abuelo Julián Segarra Ferreres preguntando que estaba haciendo en el taller y al explicarle, pilló la idea de la oreja y me enseñó una forma de como llevarla a la práctica.
Encendió la fragua y mientras yo colaboraba dando aire al carbón, tomó un trozo de varilla cilíndrica maciza de hierro del rincón de la chatarra y de dimensiones externas parecidas al diámetro interno de la varilla hueca de aluminio que debía servir de antena y la acercó al hogar. Cuando estaba caliente, con el martillo en el yunque, le hizo en un extremo una bolita de hierro. Después calentando el otro extremo, repitió la operación resultando una varilla con dos bolitas en los extremos. Cortó la varilla por la mitad y ya tenía dos curiosas varillas cilíndricas con bolita.
Ahora era menester fabricar el soporte y con una pletina y el taladro, usando brocas de diferentes diámetros, le hizo unas concavidades que después de doblada, resultó una U en la que encajaba la bolita de la varilla girando sin salirse. Atornillé las dos U encina de un trozo de madera de olivo y enchufando las varillas de aluminio, resultó una antena de las llamadas de cuernos que permitía ver la televisión con un reemisor pasivo montado en pruebas encima de la montaña de la Mola Gran de Chert que tomaba la señal televisiva desde Monte Caro en Tortosa en lugar de la lejana Sierra de Aitana.