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La sal, el azucar y el alcohol.-

Todos oímos continuamente en los medios de comunicación de masas que la sal endurece las venas y si aumenta el nivel del colesterol es perjudicial para la salud, el azúcar engorda y es perjudicial para la salud y el alcohol, ¡vaya con el alcohol!, es una droga que te permite matar a la mujer y librarte de la pena.
Como estoy enajenado transitoriamente, mientras escribo este artículo por haber ingerido un Carajillo SEGARRA, gozo del eximente de poder redactar lo que me dé la gana y salir airoso por la tangente y aunque esté algo confundido, todos sabéis que lo dañino no es el uso sino el abuso, puesto que tanto el azúcar como la sal y el alcohol son necesarios para el correcto funcionamiento de nuestro organismo.
Con el resto de los conservantes que introducimos consciente o inconscientemente en nuestro cuerpo con la ingesta de los competitivos alimentos enriquecidos que nos venden en el comercio, solo debemos eliminarlos despreocupadamente por las vías naturales en compañía de las heces o de la orina y aunque la OMS (Organización Mundial de la Salud) nos asegure que hasta tropecientos miligramos no es tóxico, el grado de toxicidad personal, dependerá desgraciada o afortunadamente de nuestra capacidad de expulsión.

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De los alcoholes naturales a los residuales.-

El alcohol, junto con la sal y el azúcar, es uno de los tres conservantes que nuestro cuerpo puede digerir en el estómago y asimilar en las células, siendo usado como disolvente, de hecho, después del agua, es el disolvente más empleado a nivel mundial y solo una pequeña parte es la aprovechada para fines alimenticios, ya que generalmente se utiliza en la industria para pulir muebles, lavar cristales, desinfección, cosmética, etc.
Es evidente que son los destiladores de alcoholes quienes destilan alcoholes en sus destilerías y es en las destilerías donde se pueden destilar todo tipo de alcoholes, de ahí que en los procesos de la destilación se obtengan partidas de destilados diferentes y sea el destilador quien encauza su resultado al fin que se precisa. Cuando se ha destilado un orujo, unas heces vínicas o un vino estropeado, siempre ha existido mercado en el que servir este tipo de alcoholes pudiéndolo utilizar incluso como combustible o aditivo para las gasolinas pero cuando se destila un vino sano, vino envejecido y no avinagrado, se destina directamente para uso de boca.
En la actualidad, como las bebidas derivadas de alcoholes naturales hay que elaborarlas a precios competitivos, todo vale y los alcoholes de residuos que antaño los incorporaban en la industria, el cambio de normativas específicas nos permite su uso en la alimentación de las personas, por ello, en algunas ocasiones, tras su ingesta, o nos duele la cabeza o el estómago.

De los alcoholes naturales a los residuales.-

El alcohol, junto con la sal y el azúcar, es uno de los tres conservantes que nuestro cuerpo puede digerir en el estómago y asimilar en las células, siendo usado como disolvente, de hecho, después del agua, es el disolvente más empleado a nivel mundial y solo una pequeña parte es la aprovechada para fines alimenticios, ya que generalmente se utiliza en la industria para pulir muebles, lavar cristales, desinfección, cosmética, etc.
Es evidente que son los destiladores de alcoholes quienes destilan alcoholes en sus destilerías y es en las destilerías donde se pueden destilar todo tipo de alcoholes, de ahí que en los procesos de la destilación se obtengan partidas de destilados diferentes y sea el destilador quien encauza su resultado al fin que se precisa. Cuando se ha destilado un orujo, unas heces vínicas o un vino estropeado, siempre ha existido mercado en el que servir este tipo de alcoholes pudiéndolo utilizar incluso como combustible o aditivo para las gasolinas pero cuando se destila un vino sano, vino envejecido y no avinagrado, se destina directamente para uso de boca.
En la actualidad, como las bebidas derivadas de alcoholes naturales hay que elaborarlas a precios competitivos, todo vale y los alcoholes de residuos que antaño los incorporaban en la industria, el cambio de normativas específicas nos permite su uso en la alimentación de las personas, por ello, en algunas ocasiones, tras su ingesta, o nos duele la cabeza o el estómago.