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El alambique en la destileria.-

A estas alturas del siglo XXI, es evidente que encontrar licores en las tiendas obtenidos por el método natural, es casi imposible porque con la desinformación reinante, las campañas antialcohólicas y el incremento de la fiscalidad, se han deteriorado los procesos de fabricación hasta conseguir unos mediocres resultados que se venden al ignorante como competitivos.
El alambique es la pieza fundamental en la elaboración de licores por destilación de las plantas, semillas, frutos o bayas que la naturaleza nos regala con todas sus propiedades para aprovecharlas en la renovación de las células de nuestro organismo y/o para curarnos, por qué no reconocerlo, de las desgraciadas enfermedades.
Pero ser destilería no consiste en tener un llamativo letrero muy bien rotulado en la fachada de la pared del establecimiento, sino utilizar realmente en su interior un alambique para verdaderamente elaborar los licores sabiendo elegir las mejores materias primas que nos ofrece el entorno natural.

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Mi amigo Alberto Gonzalez Perez.-

Existen tantas formas de entender Internet como personas hay en el mundo y en la red de la comunicación cabemos todos con todas nuestras iniciativas y diferencias porque si tiene alguna característica que lo hace especial, es el poder manifestar todas las inmensas posibilidades del espíritu.
Anteayer tuve la grandísima suerte de que mi amigo Alberto González Pérez me encontrase por la red y se comunicase conmigo, siendo además de suerte, un privilegio, porque si bien conozco a Alberto por mediación de su padre, en las dos veces que coincidimos en la tienda de componentes electrónicos, se le atisba diferencia.
Y es que cada cual es como es y al final con todos nuestros supuestos defectos y quizás escasas virtudes, por nuestras acciones se nos reconoce, por ello, no quiero dejar pasar la oportunidad de invitar a los lectores de este blog a visitar su trabajos en Lego TECHNIC Iberia, Historias bionicle, Relatos cortos.

Agregar otra flor al ramo.-

Cuando vamos a la floristería para comprar en la tienda un ramo de flores, elegimos una cantidad determinada y de una clase específica en función de nuestro propio criterio o presupuesto y se nos atiende por pedido. Este detalle, lo puede presentar cualquiera que tenga la voluntad de gastarse unas monedas pero realmente, no tiene nada de particular y muchísimo menos de detalle personal. Parece ser que aparecer en Internet es el sueño de algunos de los Representantes de nuestros Ayuntamientos que al descubrir las nuevas tecnologías de la comunicación por mediación de sus hijos, también les agradaría pertenecer al club de los elegidos y con el presupuesto municipal, se puede contratar a un webmaster para que haga una web pero sin conocimiento de las peculiaridades diferenciales del pueblo y sus vecinos. En el mundo del Internet existen programadores informáticos de todos los colorines y personas como D. Juan Antonio Micó Navarro con iniciativa propia y como cualquier otro vecino del pueblo de Chert, cuando escribe sobre un tema, lo eleva a la red para añadir una flor personal más de su propio jardín. El pueblo de Chert es de Maestrazgo pero con un gran detalle diferencial, su web cultural es el resultado de la voluntad de sus vecinos al igual que la elección de los componentes de su Consistorio Municipal.

El colmo de lo absurdo.-

   Esta mañana he recibido en mi correo electrónico el artículo colgado en http://casaconjacuzzi.blogspost.com al que estoy suscrito, con el comentario de la chapuza legislativa reguladora de la recogida de setas.

   Mi amplia experiencia en la recogida de setas y lo digo con guasa y de esta forma para que quede constancia porque desde hace cuatro años soy «Recolector Mayor de Rovellones en el Reino de España» y a la llegada del tiempo propicio de su crecimiento, me apunto un día al año con mis amigos para acercarnos al monte y trincar todos los que encontramos a nuestro paso, me permite comentar el absurdo aspecto legal de la Orden.

   En calidad de agricultor fiscalmente declarado, cuando voy al campo a recoger los frutos de mi actividad agrícola, lo hago con capazo y saco, cuando he ido al monte a recolectar setas de las que solo elijo los rovellones, lo hago con cesta pero nunca se me ocurriría ir al campo o al monte acompañado de una balanza.

   Las balanzas se usan a nivel comercial por quienes supuestamente recogen setas (en la tienda de la esquina), mientras degustan una merendola en el bar o restaurante del pueblo. Hay que ser analfabeto de una actividad como la de recogida de setas para fijar los límites en 6 kilogramos, los límites, de haberlos, deberían medirse por cestos, porque al monte se va con cesta y no con balanza.

La economia comienza por el ahorro.-

Estos días parece que por el mundo están todos los Gobiernos en plena efervescencia, la televisión no para de comentarnos por todos las canales que algo malévolo se nos avecina y una sensación de intranquilidad se nos apodera de los continuos lloriqueos de boquilla en los tradicionales lugares de encuentro, bien sean tiendas o bares.
Al parecer en la otra parte del mundo, alguien ha estornudado y de repente todos deberíamos andar constipados. Es evidente que cuando no se tiene cerca una botella de Brandy del Maestrazgo, cualquier virus que se cruce en tu camino te puede producir «un cinc de copes buides» por el que pierdes el control de la situación y andas como un caballo desbocado o un pato mareado.
Pero ante cualquier tropiezo, en el siempre difícil caminar de la vida, hay que saber capear el mal temporal y si previamente, durante las épocas de bonanza, hemos aprendido que ahorrar no consiste en comprar barato de precio, sino en saber distinguir lo superfluo de lo necesario, la crisis no debería existir en nuestro vocabulario.

La economia comienza por el ahorro.-

Estos días parece que por el mundo están todos los Gobiernos en plena efervescencia, la televisión no para de comentarnos por todos las canales que algo malévolo se nos avecina y una sensación de intranquilidad se nos apodera de los continuos lloriqueos de boquilla en los tradicionales lugares de encuentro, bien sean tiendas o bares.
Al parecer en la otra parte del mundo, alguien ha estornudado y de repente todos deberíamos andar constipados. Es evidente que cuando no se tiene cerca una botella de Brandy del Maestrazgo, cualquier virus que se cruce en tu camino te puede producir «un cinc de copes buides» por el que pierdes el control de la situación y andas como un caballo desbocado o un pato mareado.
Pero ante cualquier tropiezo, en el siempre difícil caminar de la vida, hay que saber capear el mal temporal y si previamente, durante las épocas de bonanza, hemos aprendido que ahorrar no consiste en comprar barato de precio, sino en saber distinguir lo superfluo de lo necesario, la crisis no debería existir en nuestro vocabulario.

Las rebajas en los precios.-

Acabamos de estrenar el mes de julio y ya tenemos asumido que cualquier artículo que compremos para el verano debe estar etiquetado con doble precio, de los cuales, uno, siendo siempre diferente al otro, da a entender la rebaja que en el precio de compra se nos ofrece por el hecho de no haberlo adquirido cuando lo necesitábamos, además, las tiendas, exponen en sus escaparates los grandes carteles visibles a larga distancia y rotulados en llamativos colores sobre los porcentajes de descuento en el precio, alcanzando o superando inexplicablemente en muchas ocasiones, la mitad de su importe.
Para un comerciante, hijo de comerciante, nieto de comerciante, biznieto de comerciante y etc., etc., etc, que durante los últimos cincuenta años me los he pasado estudiando algunas cosas y observando otras, la declaración del Instituto Nacional de Estadística que nos quiere convencer sobre la evolución del incremento del IPC en mes de mayo de 2008 entorno al 4,6% cuando en mi destilería de Chert, tengo para mis productos elaborados la misma tarifa de precios y al mismo importe que el día uno de enero, facilitan el nunca entender de cómo se calcula la influencia en el IPC el precio de los licores y muchísimo menos, en las exageradas rebajas de los escaparates de las tiendas.
Vivimos en un mundo de mentiras y del valor del engaño, en una sociedad de la imagen sin contenido, en el que las palabras quieren ser más importantes que los hechos para que las cosas no sean como son, sino como se nos presentan y especialmente, si van envueltas de un bonito papel de colorines y llamativos brillos que siempre dan el pegote pero, no me compraré una camiseta como la de los futbolistas de la Selección Española de Fútbol porque no soy deportista y ya llevo puesta la camiseta de fabricante de aguardientes.