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Del turismo de masas.-

Estamos en plenas fiestas patronales en la mayoría de los pueblos del Maestrazgo en el entorno de Chert, festejos que se preparan ilusionadamente no porque sea la mejor época para tomar las merecidas vacaciones, ni porque las empresas concedan mayoritariamente a sus trabajadores el mes de recreo que por ley les corresponde, sino porque tradicionalmente después de la recogida de las cosechas, antaño, principal fuente de ingresos económicos de las unidades familiares pueblerinas, se daba Gracias a Dios por haber propiciado la abundancia de frutos que permitirán soportar el crudo invierno.
La emigración desde los pueblos a las ciudades durante la última mitad del siglo XX, favorece para las fiestas mayores la llegada a los pueblos de forasteros, tanto de hijos del pueblo como de extranjeros que habiéndonos conocido, eligen disfrutar y compartir su tiempo de ocio con nosotros, motivando un incremento de jolgorio y consumo, lo que nos permite aprender a practicar los buenos hábitos de la atención turística.
Durante estos días, es cuando callejea la banda de música deleitando los oídos de todos los vecinos, se preparan las carrozas y los desfiles, se montan los carafales, se disfruta de los toros en las calles y en la plaza y de los bailes con las orquestas, etc., todo en atención a un turismo de masas que se incrementa si publicitamos algún toro embolado, pero diez días después de estos festejos, cada cual se va hacia su lugar ocupacional y el pueblo se queda con los vecinos de siempre, con los que con nuestro trabajo diario verdaderamente hacemos pueblo y continuamos atendiendo personalmente al curioso forastero que se acerque a visitarnos.

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Del turismo de masas.-

Estamos en plenas fiestas patronales en la mayoría de los pueblos del Maestrazgo en el entorno de Chert, festejos que se preparan ilusionadamente no porque sea la mejor época para tomar las merecidas vacaciones, ni porque las empresas concedan mayoritariamente a sus trabajadores el mes de recreo que por ley les corresponde, sino porque tradicionalmente después de la recogida de las cosechas, antaño, principal fuente de ingresos económicos de las unidades familiares pueblerinas, se daba Gracias a Dios por haber propiciado la abundancia de frutos que permitirán soportar el crudo invierno.
La emigración desde los pueblos a las ciudades durante la última mitad del siglo XX, favorece para las fiestas mayores la llegada a los pueblos de forasteros, tanto de hijos del pueblo como de extranjeros que habiéndonos conocido, eligen disfrutar y compartir su tiempo de ocio con nosotros, motivando un incremento de jolgorio y consumo, lo que nos permite aprender a practicar los buenos hábitos de la atención turística.
Durante estos días, es cuando callejea la banda de música deleitando los oídos de todos los vecinos, se preparan las carrozas y los desfiles, se montan los carafales, se disfruta de los toros en las calles y en la plaza y de los bailes con las orquestas, etc., todo en atención a un turismo de masas que se incrementa si publicitamos algún toro embolado, pero diez días después de estos festejos, cada cual se va hacia su lugar ocupacional y el pueblo se queda con los vecinos de siempre, con los que con nuestro trabajo diario verdaderamente hacemos pueblo y continuamos atendiendo personalmente al curioso forastero que se acerque a visitarnos.

Las fiestas en los pueblos.-

Por alguna extraña y desconocida razón guardada en los genes de la sangre que corre por nuestras venas, cualquier pueblo que se precie, incluye en sus fiestas a los toros y si no hay toros, ¡no hay fiesta! y aunque reconozco que no es la única forma de divertirse, si lo es la más popular en toda la geografía española, la de la piel de toro.
En el mundo antiguo, la adoración del toro debió ser común y tal vez sagrado, apareciendo representado en muchas pinturas rupestres del paleolítico europeo por no hablar de las máscaras rituales de toro hechas con cráneos reales y las figuritas de terracota Chipriotas llevando máscaras de toro o los altares de piedra neolíticos con cuernos de toro, sin olvidar a Egipto, en donde el toro fue adorado como Apis, la encarnación de Ptah y más tarde de Osiris, recordando que el toro también fue indebidamente adorado por los hebreos en el monte Sinaí, sin olvidarme de la tradición sagrada que aún se profesa actualmente a la vaca en la India, la mismísima constelación de Tauro o el buey que incluimos en el pesebre cristiano.
Pero el espectáculo más original y bonito relacionado con los toros, es sin lugar a dudas la fantástica representación escénica de la obra «Déus o Bèsties» magistralmente interpretada y presentada en primicia mundial por mis amigos de Xarxa Teatre de Vila-real en las fiestas de La Madalena de Castellón de La Plana de hace ahora ocho años que fue festejada y rubricada por los artistas participantes con la degustación de Brandy del Maestrazgo.

Las fiestas en los pueblos.-

Por alguna extraña y desconocida razón guardada en los genes de la sangre que corre por nuestras venas, cualquier pueblo que se precie, incluye en sus fiestas a los toros y si no hay toros, ¡no hay fiesta! y aunque reconozco que no es la única forma de divertirse, si lo es la más popular en toda la geografía española, la de la piel de toro.
En el mundo antiguo, la adoración del toro debió ser común y tal vez sagrado, apareciendo representado en muchas pinturas rupestres del paleolítico europeo por no hablar de las máscaras rituales de toro hechas con cráneos reales y las figuritas de terracota Chipriotas llevando máscaras de toro o los altares de piedra neolíticos con cuernos de toro, sin olvidar a Egipto, en donde el toro fue adorado como Apis, la encarnación de Ptah y más tarde de Osiris, recordando que el toro también fue indebidamente adorado por los hebreos en el monte Sinaí, sin olvidarme de la tradición sagrada que aún se profesa actualmente a la vaca en la India, la mismísima constelación de Tauro o el buey que incluimos en el pesebre cristiano.
Pero el espectáculo más original y bonito relacionado con los toros, es sin lugar a dudas la fantástica representación escénica de la obra «Déus o Bèsties» magistralmente interpretada y presentada en primicia mundial por mis amigos de Xarxa Teatre de Vila-real en las fiestas de La Madalena de Castellón de La Plana de hace ahora ocho años que fue festejada y rubricada por los artistas participantes con la degustación de Brandy del Maestrazgo.