• Páginas

  • Categorías

  • Archivos

La via augusta.-

En ocasiones, no entendemos a las cabezas pensantes de quienes toman decisiones en las altas esferas de nuestra nación pero, en algunas cosas no hace falta haber estudiado en la universidad y obtener una solución satisfactoria o acertada para el mayor número de personas.
Recuerdo de cuando era un crío de los que van con pantalón corto, el Sr. D. Adolfo Beltrán Guardiola y mi padre Julián Segarra Ortí, estaban hablando en Tarragona de algo que no puedo precisar por ser demasiado niño pero que debía ser sobre infraestructuras viarias y mi padre comentó que una carretera por el levante de España debería seguir un trazado similar al de la Vía Augusta.
Cuando se empezó a construir la Autopista del Mediterráneo, recuerdo algún que otro comentario en el sentido de crítica sobre el hecho de que todas las intervenciones de la Administración del Estado se concentraban en la costa cuando el trazado de la Autopista del Mare Nostrum debería haber seguido los postes de la línea de alta tensión.
Parece ser que el Gobierno Valenciano desde hace unos años está tomando conciencia del hecho que los vecinos de los pueblos del interior también somos valencianos y aunque a tramos y poco a poco, con el tiempo la CV-10 será una realidad de Valencia a Tarragona.

Anuncio publicitario

La ignorancia del no querer saber.-

Tampoco es necesario haber cursado grandes estudios universitarios y presumir de pared llena de diplomas para poder dejar de ser ignorante y máxime hoy que tenemos a nuestro alcance la biblioteca universal del Internet a la que cada cual agrega sus conocimientos o escribe sus ocurrencias.
Afortunadamente para las personas de a pie, los Estados están gobernados por las mentes más ilustres del país y continuamente se cambian las leyes para mejorarlas y adaptarlas a las nuevas tendencias comerciales, de forma que lo que ayer era prohibido, hoy, a consecuencia de un estudio realizado por un importante científico de una importante universidad de un importante lejano lugar, goza de las mejores propagandas indicativas de lo bien que con su consumo se favorece el desarrollo físico personal.
Y en consecuencia, no somos bobos, porque no tomamos un pitobob, ya que si elegimos comer sin masticar un pitoton, continuamos siendo un poco más tontos de lo que éramos antes de su ingesta, aunque he de reconocer que, tras la deglución, en el cuerpo del incauto consumidor, se produce una sensación de rejuvenecimiento que notas como cada día eres más viejo porque para que te funcione el inventillo, en lugar de uno, deberías beberte dos.

La ignorancia del no querer saber.-

Tampoco es necesario haber cursado grandes estudios universitarios y presumir de pared llena de diplomas para poder dejar de ser ignorante y máxime hoy que tenemos a nuestro alcance la biblioteca universal del Internet a la que cada cual agrega sus conocimientos o escribe sus ocurrencias.
Afortunadamente para las personas de a pie, los Estados están gobernados por las mentes más ilustres del país y continuamente se cambian las leyes para mejorarlas y adaptarlas a las nuevas tendencias comerciales, de forma que lo que ayer era prohibido, hoy, a consecuencia de un estudio realizado por un importante científico de una importante universidad de un importante lejano lugar, goza de las mejores propagandas indicativas de lo bien que con su consumo se favorece el desarrollo físico personal.
Y en consecuencia, no somos bobos, porque no tomamos un pitobob, ya que si elegimos comer sin masticar un pitoton, continuamos siendo un poco más tontos de lo que éramos antes de su ingesta, aunque he de reconocer que, tras la deglución, en el cuerpo del incauto consumidor, se produce una sensación de rejuvenecimiento que notas como cada día eres más viejo porque para que te funcione el inventillo, en lugar de uno, deberías beberte dos.