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El colmo de lo absurdo.-

   Esta mañana he recibido en mi correo electrónico el artículo colgado en http://casaconjacuzzi.blogspost.com al que estoy suscrito, con el comentario de la chapuza legislativa reguladora de la recogida de setas.

   Mi amplia experiencia en la recogida de setas y lo digo con guasa y de esta forma para que quede constancia porque desde hace cuatro años soy «Recolector Mayor de Rovellones en el Reino de España» y a la llegada del tiempo propicio de su crecimiento, me apunto un día al año con mis amigos para acercarnos al monte y trincar todos los que encontramos a nuestro paso, me permite comentar el absurdo aspecto legal de la Orden.

   En calidad de agricultor fiscalmente declarado, cuando voy al campo a recoger los frutos de mi actividad agrícola, lo hago con capazo y saco, cuando he ido al monte a recolectar setas de las que solo elijo los rovellones, lo hago con cesta pero nunca se me ocurriría ir al campo o al monte acompañado de una balanza.

   Las balanzas se usan a nivel comercial por quienes supuestamente recogen setas (en la tienda de la esquina), mientras degustan una merendola en el bar o restaurante del pueblo. Hay que ser analfabeto de una actividad como la de recogida de setas para fijar los límites en 6 kilogramos, los límites, de haberlos, deberían medirse por cestos, porque al monte se va con cesta y no con balanza.

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El estado de la cosecha.-

Con este tiempo climatológico tan cambiante que ora llueve y ora luce el Sol, me he acercado a visitar los viñedos del campo para comprobar como anda la maduración de los racimos en las cepas que aún nuestra indicios de insuficiencia como para empezar a recoger una buena cosecha de uvas y conseguir elaborar el buen vino que nos tiene acostumbrado todos los años y si el veranillo del membrillo se alargase, podremos aprovecharnos de una mejor maduración.
Las inclemencias atmosféricas son una más de las plagas del campo y cuando estás a punto de redondear la faena con la recogida del fruto de tu trabajo, siempre debe haber un «pero» que la dificulta o entorpece y aunque a estos cambios meteorológicos nunca estamos acostumbrados, las personas de campo o del mundo rural, nos resignamos a aceptarlos.
Por el momento, vamos bien, el verano no ha sido excesivamente caluroso y la maduración se ha ralentizado con lo que tenemos la ventaja añadida de conservar los granos de las uvas bien sujetas a su pedúnculo, permitiendo soportar firmemente su peso sin miedo a aflojarse y caerse por el suelo pudriéndose parte de la cosecha por culpa de los nubarrones del fin de semana.

Con la naturaleza salvaje.-

«Nos fuimos del pueblo a la ciudad por no ir al campo y ahora debemos regresar al pueblo para ir al campo».
Este es un fenómeno social que cada día está más de moda y como las costumbres, cuando se generalizan parecen ser virtudes, es frecuente tropezarte los fines de semana con los nuevos defensores del paisaje, el entorno y la riqueza de la naturaleza, paseando y husmeando por los montes de nuestro prestigioso Maestrazgo.
Por el tiempo de la primavera, aparece la floración de muchas plantas que, causando admiración al curioso caminante por el colorido de sus flores, nos aportan muchas de las propiedades que el organismo humano necesita en pequeñas proporciones para la renovación de sus células y que los animales salvajes conocen inconfundiblemente.
Algunas personas aprovechan el paseo para su recolección y una forma de conservación, es añadirlas a una botella del clásico aguardiente destilado de vino de toda la vida, el problema está en localizarlo, porque en el mercado del súper ya no existe, al no ser un licor comercial, no obstante, Julián Segarra, continua elaborándolo en su destilería de Chert para disfrute del amante de las cosas buenas, auténticas y naturales.