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Alineación Venus, Tierra y Júpiter.-

   Ayer tarde salí a terrado por necesidad. El frío del helado invierno es suficientemente importante como para sentirse hasta en los huesos y no desear salir de casa a tomar el fresco, máxime a esta hora del atardecer en la que la oscuridad de la noche avanza sin remisión y el mercurio del termómetro desciende por debajo de los 0º C. Por encima del tejado del edificio de las escuelas del pueblo, desde hace unos días estoy observando dos astros brillantes que destacan en el firmamento a una distancia aparente de una pulgada a brazo extendido y reconocidos sin necesidad del telescopio. Durante todo el verano el planeta Júpiter nos ha gratificado la visión con su presencia y con la ayuda del telescopio, hemos podido contemplar sus satélites más grandes avanzando desde el este al oeste por la bóveda celeste del sur y en está época del año, va descendiendo hacia el horizonte, pero de repente, por debajo vemos la aparición de otro planeta mucho más brillante, el más brillante del cielo chertolí después del Sol y La Luna, se trata de Venus que, siguiendo su órbita, parece que va al encuentro de Júpiter.

   Es evidente que si Júpiter sigue una trayectoria externa a la de La Tierra y el planeta Venus, por describirla interna, nunca van a encontrarse, desde nuestra terrícola posición, parece como si quisieran alinearse o incluso golpearse y en unos días, veremos qué proximidad aparente alcanzan.

   Este fenómeno astronómico, ocurre regularmente todos los años y en ocasiones, la proximidad visual aparente es como la mostrada desde la Unidad de Observación Astronómica del Maestrazgo en Chert.

Venus escondido detrás de La Luna.

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Recuerdos de la escuela.-

Aunque nunca he parado de estudiar y muchísimo menos de aprender, no recuerdo con agrado mi época de estudiante y tal vez por ello, no me gustaría revivirla, pero con la incorporación en nuestros propios domicilios de las computadoras personales, he de reconocer que desde hace doce años, cuando accedí por primera vez a la red de Internet, añoro el no poder vivir mi actividad docente en los tiempos actuales.
El año pasado, al Sr. Conseller de Educación la Generalidad Valenciana D. Alejandro Font de Mora Turón, se le ocurrió regalar unos ordenadores para los colegios de los niños de primaria como los chavales de la escuela de don Miquel Beltrán de Chert y Dª. Araceli Segarra Ferreres, me invitó un día a verlos. La emoción me embargó de tal manera que sentado con una pequeñita sillita, con el culo casi a ras de suelo y con las rodillas por debajo de los hombros pegadas a las axilas, me puse a manipular el bonito y llamativo inventillo con las teclas de colorines y un ratón de diseño apto para la mano de un niño.
Con las infraestructuras que hoy tenemos a nuestra disposición gracias a todos los avances tecnológicos y con la flexibilidad que nos ofrecen a cualquier hora de cualquier día o las posibilidades únicamente limitadas por nuestra imaginación, hoy quien no estudia y aprende es sencillamente porque no quiere.

El incivico comportamiento.-

Un día visitando Clientes, debí parar mi camioneta, encontrando espacio, junto a la valla de un colegio. Cuando regresé a retirarla para irme a otro pueblo, los niños estaban jugando en el patio de la escuela y junto al vallado, había unos chiquillos con una piedra en la mano que, a modo de coche, la empujaban por el suelo. Junto al tronco del árbol, habían puesto un cartón doblado como si fuese una casita que hacía las funciones de cochera para guardar la piedra, quiero decir el supuesto coche.
Mientas estaba ensimismado admirando en el comportamiento de los atareados chavales, el Sr. Maestro llamó a todos para incorporarse en las obligaciones docentes y abandonar el recreo. En ese momento, un niño que jugaba a fútbol, deja la pelota y se acerca al árbol dando una patada al cartón-almacén y todos corren hacia la puerta del edificio.
Supongo que al día siguiente, los amantes del fútbol seguirían jugando con la pelota, los chiquillos de los automóviles, con sus coches-piedra y los rompedores de entretenimientos, rompiéndolo, que es lo que saben hacer, pero no será igual ni lo mismo, porque es imposible colocar el cartón-casa de la misma forma y en el mismo sitio.

La fiesta rural wifi de Chert.-

Recuerdos de cuando era un niño, después de las fiestas de agosto y hasta el comienzo de la actividad docente en las clases de la escuela en un pueblo del Maestrazgo, casi todos los días, bien por la mañana o bien por la tarde, jugábamos a los toros con unos cuernos y un cencerro atado, simulando lo que días antes habíamos visto hacer a los mayores con los toros de verdad, los de carne y hueso.
Las tradiciones cambian al compás de las evoluciones sociales y el comportamiento de las personas también. Hoy los niños se divierten o entretienen de formas distintas, adaptadas a las novedosas tecnologías y adquiriendo en las tiendas de electrodomésticos los nuevos avances tecnológicos, con el inconveniente de la falta de infraestructuras e imposibilitando, en algunas ocasiones, jugar con todas sus facultades y muy especialmente, cuando se trata de los innovadores juegos online.
Es evidente que hace falta ser una gran e importante multinacional o pertenecer a la cúpula gobernante política de una sociedad, para hacer coincidir el 800 aniversario del nacimiento del Rey Jaime I con poder tener ideas e iniciativas propias y muy especialmente, si son del tipo «The rural wifi party from Chert» pensadas y regaladas para todos los niños del pueblo de Chert y de la aldea de Anroig.

Los copiones que pegan.-

Cuando vamos a la escuela aprendemos copiando y durante los años de estudio, nuestros pacientes Maestros, se preocupan más de corregirnos las faltas ortográficas de las oraciones gramaticales que los contenidos epistolares porque ellos saben de la importancia del aprendizaje para aplicar los conocimientos que adquiramos en las ocurrencias que tengamos durante las diferentes actividades de la vida. En esta etapa tan fundamental para nosotros, importa más aprender el método de estudio que el propio estudio.
Durante el difícil caminar de la vida, nos encontramos obstáculos de todo tipo pero si nuestra instrucción es adecuada, recordamos las lecciones que con tanto esfuerzo aprendimos de jóvenes durante los años de estudio, aplicando las enseñanzas recibidas para una resolución satisfactoria y puesto que la capacidad de la mente de la persona es ilimitada, ante graciosas, curiosas o inverosímiles situaciones, resolvemos las grandes dificultades con sencillas soluciones.
Con los modernos sistemas de comunicación, es muy fácil hacer un mal uso de la capacidad tecnológica a nuestro alcance y aprovechándonos del copiar y pegar cualquiera puede pillar este texto y llevárselo a otra parte, el problema, difícil de resolver, es cuando el señor Maestro se entera que estás copiando y de la misma forma que cuando ibas a la escuela te regalaba un cero en la calificación de final de curso, la sociedad y sus instituciones se encargan de añadirte otro cero para ir en bicicleta no solo al verano sino durante todo el año.
http://www.juliansegarra.com/

La cultura de la mala educación.-

Dicen que Chert es el pueblo de la provincia de Castellón con mayor número de licenciados por metro cuadrado, posiblemente sea cierto porque cuando mi padre estudiaba, en clase asistían más personas de Chert que de los pueblos vecinos y en mi época de estudiante, se repetía el censo, aunque actualmente, por el descenso poblacional de los pueblos de interior a consecuencia de la emigración de sus vecinos, posiblemente esta relación haya cambiado.
Pero el verdadero indicativo de la cultura de un pueblo, no está en el número de estudiantes que asisten a la escuela, ni en el número de diplomas colgados en las paredes de sus casas, por no hablar de los títulos universitarios de sus vecinos, sino en la aplicación práctica de los conocimientos adquiridos con tanto esfuerzo durante los años de estudio, porque ¿qué es la cultura?. La definición engloba tal cantidad de acepciones que, cultura no solamente es enseñanza, adquirir instrucción, saber muchas cosas, tener amplios conocimientos, construir museos, presentar exposiciones o hacer conferencias, su definición es tan amplia que hasta la cortesía es cultura.
Aunque la cultura de un pueblo se puede medir por la falta de puntualidad de sus gentes, que como fenómeno social, se encuentra muy arraigado en nuestros días, también cabe la posibilidad de hacerlo extensivo al número de saludos o buenos deseos que sus vecinos se prodigan, tanto entre ellos mismos como hacia sus forasteros visitantes en cualquier lugar que los encuentran, por eso, un pueblo es grande, porque sus habitantes son buenos, porque son cultos y porque nuestro saludo sincero, enriquece a quien lo recibe sin empobrecernos por ofrecerlo.