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Un alto en el escribir.-

Mañana miércoles, día veinticuatro de septiembre, posiblemente no escribiré nada en el blog, será un día muy especial dedicado al Sr. D. Raúl Abad, aunque bien pensado y mejor escrito, será don Raúl quien me dedique el día a mi y a otras personas que como yo, vamos disfrazados de esponjas y aunque no sea tiempo de carnavales, nuestras mentes son presa de una malévola y ávida intención cual es, la de absorber todos los conocimientos que podamos de su amplia sapiencia.
D. Raúl, en sus dominios territoriales, es para mi «El Maestro», el responsable directo de que durante un tiempo, cada día os haya entretenido con mis ocurrencias, que, aunque en principio y aparentemente no sirven para nada, solo pretenden tener la finalidad de despertar otras ideas en las mentes de quienes las lean y de esta sutil forma, piedra con piedra, como quien hace una pared, ayudar a engrandecer el conocimiento universal.
El Maestro, siempre es El Maestro y como en aquel programa televisivo de «Crónicas de un pueblo», al Sr. Maestro no siempre le sabemos dedicar un instante de nuestro tiempo para recordarle y agradecerle las lecciones que con tanto esfuerzo nos enseña durante el importante tiempo que nos regala y al final, contribuye a marcar otra etapa interesante en nuestra vida.

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El oficio de destilador.-

Aplicando la regla del redondeo, durante algunos más de los últimos ciento cincuenta años en mi familia alguien se ha dedicado entre otras actividades al oficio de destilador de alcoholes naturales para su obtención y uso en la fabricación de los aguardientes y con la aparición del impuesto sobre la renta del alcohol hace más de cien años, también a la elaboración de las bebidas derivadas de los alcoholes naturales conocidas genéricamente con el nombre de licores y como en todas la etapas de la vida, la evolución ha sido constante pero, no para mejorar la técnica de la destilación que no es mejorable y quien afirme lo contrario, engaña, sino para adaptar la técnica de la destilación a las cambiantes ordenanzas reguladoras y como afortunadamente hoy casi se ha perdido, quedándose reducida a la separación de los componentes derivados del petróleo, el oficio de destilador como tal, también ha desaparecido.
Hace algún tiempo leía en el BOE la creación de reglamentaciones nuevas para regular oficios modernos que algunas personas realizan sin ningún tipo de preparación profesional y se me ocurrió que podría poner al Departamento de Cultura y Educación de la Generalidad Valenciana en funcionamiento para comprobar qué inventaban para el oficio de mi familia.
Me consta que en la única ciencia docente donde se cita el proceso de la destilación, es en el segundo ciclo de las enseñanzas que imparte el Departamento de Ciencias Químicas de la Universidad en la rama de Química Técnica pero como esta instrucción no tiene salida comercial, las lecciones son más bien teóricas, no obstante, como también estoy reconocido fiscalmente como profesor de formación y perfeccionamiento profesional, el día que por ley se me exija una acreditación de destilador titulado, para tranquilidad de los Consumidores de mis elaborados, deberé examinarme a mi mismo y expedirme la licencia, garantizando la elaboración de los licores destilados de las plantas naturales en el pueblo de Chert mientras viva mi padre Julián Segarra Ortí.