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Aprender de los tropiezos.-

Cuando las cosas no funcionan o no responden como esperamos, el mundo se nos viene encima, nos ponemos nerviosos, nos disgustamos e incluso enfadamos, pero no hay más solución, deberíamos haber aprendido que las cosas son como son y no como nos gustaría que fuesen, aunque en ocasiones, somos lo suficientemente cabezotas como para permanecer en nuestro empeño y conseguir los perseguidos deseos.
Si analizamos detenidamente los resultados, al final nuestras acciones solo dependen de la importancia que nosotros queramos darles y una vez obtenidos los propósitos, realmente es más bien poca pero qué más da si definitivamente se concluye en la satisfacción personal de las cosas hechas.
De las irregularidades del Internet durante estos pasados días, se me ha ocurrido una ocurrencia ocurritiva con mucha ocurrancia. Cada vez que un colaborador cuelga un artículo nuevo, le hago un enlace desde la sección correspondiente pero tal como tengo estructurada la web, podría incluso añadir una página de presentación de todos sus trabajos. Si alguien de los que tienen algo colgado en la red por los dominios www.chert.org y www.ullastre.info está dispuesto a colaborar en la nueva iniciativa, puede enviar un correo electrónico a destilator@terra.es y haremos una prueba.

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El turismo de los grandes eventos.-

La sobreexplotación de los recursos naturales realizada por las actividades humanas siempre es perecedera y con el paso del tiempo, la sociedad también se da cuenta de la cambiante evolución de las necesidades colectivas, lo que precisa desarrollar nuevas ocurrencias con las que atraer a otros diferentes sectores de población con visitantes dispuestos a favorecernos con la compra de nuevos servicios.
Aparece la importancia, como dependiente de la majestuosidad del acontecimiento y de la capacidad de concentración de grandes cantidades de personas como auténticos hormigueros, siendo la clave del éxito de cualquier iniciativa que, en definitiva, viene medida por el número de toneladas de basura e inmundicia que dejan abandonada por los suelos donde se concentra la avalancha de personas incívicas y ruidosas que acuden a presenciarlo, porque lo verdaderamente importante, son las cifras macroeconómicas que posteriormente se publicarán para abrumarnos con las escandalosas cantidades, nunca imaginables y que en definitiva nos presentan y recuerdan la pequeñez del ser humano.
Los medios de comunicación cautivadores de masas que nos hablan del glamour y de la desconocida gente vip, siempre serán capaces de poner el mayor énfasis posible en la divulgación del evento para poder despertar la necesidad de asistencia del incauto visitante, facilitando el poder presumir ante los amigos, de su estancia y anónima presencia. Al final, todo queda abandonado en el recuerdo y nadie habla del fracasado rendimiento de la inversión realizada.