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La termodinámica.-

Después de llover, apetece salir a la calle a respirar un poco de aire limpio de las habituales partículas que siempre lleva en suspensión y si sale el Sol, aunque existan nubes en movimiento que intermitentemente lo tapen, aparece un diferencial térmico que cuando lo medimos, podemos observar como el mercurio del termómetro sube y baja llegando a alcanzar variaciones apreciables de un grado centígrado.
Con el movimiento del mercurio en el termómetro, me ha venido a la mente la idea de la dinámica de la temperatura y por su extrapolación, el concepto de termodinámica (del griego θερμo, termo, que significa «calor» y δύναμις, dinámico, que significa «fuerza») siendo una rama de la física que estudia los efectos de los cambios de la temperatura, presión y volumen de los sistemas físicos a nivel macroscópico.
Este movimiento de la energía en movimiento, de la que nunca valoramos su importancia o alcance, es la que influye tan decisivamente en nuestro estado anímico y nos hace sentir mejor o peor, formando parte de la vida misma y de los seres vivos en nuestro sistema de vida del mundo en que vivimos.

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El estado de la cosecha.-

Con este tiempo climatológico tan cambiante que ora llueve y ora luce el Sol, me he acercado a visitar los viñedos del campo para comprobar como anda la maduración de los racimos en las cepas que aún nuestra indicios de insuficiencia como para empezar a recoger una buena cosecha de uvas y conseguir elaborar el buen vino que nos tiene acostumbrado todos los años y si el veranillo del membrillo se alargase, podremos aprovecharnos de una mejor maduración.
Las inclemencias atmosféricas son una más de las plagas del campo y cuando estás a punto de redondear la faena con la recogida del fruto de tu trabajo, siempre debe haber un «pero» que la dificulta o entorpece y aunque a estos cambios meteorológicos nunca estamos acostumbrados, las personas de campo o del mundo rural, nos resignamos a aceptarlos.
Por el momento, vamos bien, el verano no ha sido excesivamente caluroso y la maduración se ha ralentizado con lo que tenemos la ventaja añadida de conservar los granos de las uvas bien sujetas a su pedúnculo, permitiendo soportar firmemente su peso sin miedo a aflojarse y caerse por el suelo pudriéndose parte de la cosecha por culpa de los nubarrones del fin de semana.