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El incauto consumidor de lo inservible.-

Tras la guerra mundial europea empezaron a proliferar los aromas y sabores desde la industria cosmética a la alimentaria en aras de abaratar los costes de fabricación en los productos de uso de boca.
Hasta la década de 1970, los productos sintéticos estaban prohibidos en la alimentación tanto animal como humana, pero las multinacionales, con más poder que los Estados, consiguieron doblegar las precarias voluntades de los gobernantes para autorizar su uso en principio para la alimentación animal y posteriormente en la humana.
Ya en el siglo XXI, cualquier persona tiene acceso a poder comprar cualquier producto químico y a utilizarlo según su criterio y aunque puedo entender aceptable en el caso de uso propio o personal, no así, cuando es usado sin control ni sapiencia para engañar intencionadamente a terceros en la compra de aquellos elaborados en los que son utilizados.

La caducidad del brandy SEGARRA.-

Existe en el mundo un personaje que, comercialmente hablando anda por la vida a pie, ignorando el carril de la alta velocidad que hoy por hoy es el que marcan las multinacionales y aún continúa elaborando el brandy a partir de alcohol destilado de vino apto para ser consumido y no utilizando el aprovechamiento de los residuos vínicos que tan de moda proliferan en los competitivos mercados.
Aunque no viene rotulado en la etiquetas de las botellas de Brandy del Maestrazgo el tiempo de crianza en barril de roble, ni que la caducidad de tal licor es determinante para la adquisición de una nueva botella, su consumo, siempre es preferente sobre los demás brandyes por sus singulares características organolépticas que marcan la grandísima diferencia entre lo natural y lo sintético de laboratorio.
El envasador de tan excelente elixir, que en este caso coincide con el mismísimo destilador, coloca pícaramente en cada una de la botellas, un tapón de fácil ajuste y cada vez que se destapa, se evapora una copa, si estás en compañía dos y como vengan los amigos de visita por casa, se te evapora la botella entera.

Los conservantes digeribles y asimilables.-

Aunque muchos me han visto y algunos piensan me conocen, prácticamente nadie sabe quien soy, pero quienes siguen alguno de mis bloges, les será fácilmente adivinar mis insólitas intenciones.
En la naturaleza existen muchos conservantes y la industria química del último siglo, ha experimentado con otros sintéticos, pero de la experiencia de las muchísimas generaciones que nos han precedido, sabemos que solo tres son digeribles en nuestro estómago y asimilables por las células de nuestro organismo.
El tercero de los conservantes tolerables es, queramos o no reconocerlo, el alcohol etílico, porque de alcoholes también existen de muchas clases y además, por su uso en la industria, es el disolvente más importante a nivel mundial después del agua y cuando se destilan, las mejores fracciones se supone van destinadas a la industria alimentaria.

Destilado de … o con saborcito a …-

En múltiples ocasiones, el profano desea permanecer al margen de entender diferenciar el licor destilado con todas las propiedades naturales de la planta original, en la que el alcohol, como disolvente más empleado a nivel mundial después del agua solo tiene la misión de conservar sus principios activos y mantenerlos en perfectas condiciones para cuando nuestro organismo las pueda necesitar en la renovación de sus células y por cualquier circunstancia o en ese preciso momento, no podemos acercarnos al monte a recoger la planta, incluso, tal vez, porque no es el tiempo propicio de la anualidad para su acopio, de aquel otro licor artificial, elaborado con alcoholes de dudosa procedencia o incluso residuales, con mezclas de aromas y sabores sintéticos de laboratorio.
Para la correcta elaboración de un determinado licor, Julián Segarra Esbrí solo precisa de la experiencia acumulada de las seis generaciones que le han precedido, a la que añade, a esta habilidad de un extremado y cuidadoso destilador con más de ciento sesenta y cinco años de actividad utilizando el alambique de cobre calentado con leña de olivo, el conocimiento y aprovechamiento de las plantas naturales silvestres originales escogidas minuciosa y personalmente en los montes de Maestrazgo con la más delicada atención durante los días correctos de su maduración y realizando el posterior envejecimiento de forma natural con el paso del tiempo tranquilamente en la quietud de los barriles de roble de su bodega en la destilería de Julián Segarra de Chert con sus condiciones ambientales y trasiegos adecuados, le es muy fácil y sencillo, gracias a la sabia combinación de arte, ciencia y tiempo, el producir exclusivamente para el deleite de los paladares más delicados, el exquisito, diferente y único licor del Maestrazgo.
Ahora, el inquieto lector, podrá entender el por qué en el mercado existen dos tipos de licores, los elaborados por las importantes sociedades anónimas y multinacionales de forma artificial y aquellos otros naturales que, envasados en botellas de vidrio, llevan adherida una etiqueta con la marca SEGARRA para diferenciarlos de los del resto del mundo.
A su disposición existen muchas bonitas botellas de diseño sugestivo con preciosas etiquetas pero, al acercarse a la tienda, es usted quien decide comprar una botella de licor o el licor de la botella.

Destilado de … o con saborcito a …-

En múltiples ocasiones, el profano desea permanecer al margen de entender diferenciar el licor destilado con todas las propiedades naturales de la planta original, en la que el alcohol, como disolvente más empleado a nivel mundial después del agua solo tiene la misión de conservar sus principios activos y mantenerlos en perfectas condiciones para cuando nuestro organismo las pueda necesitar en la renovación de sus células y por cualquier circunstancia o en ese preciso momento, no podemos acercarnos al monte a recoger la planta, incluso, tal vez, porque no es el tiempo propicio de la anualidad para su acopio, de aquel otro licor artificial, elaborado con alcoholes de dudosa procedencia o incluso residuales, con mezclas de aromas y sabores sintéticos de laboratorio.
Para la correcta elaboración de un determinado licor, Julián Segarra Esbrí solo precisa de la experiencia acumulada de las seis generaciones que le han precedido, a la que añade, a esta habilidad de un extremado y cuidadoso destilador con más de ciento sesenta y cinco años de actividad utilizando el alambique de cobre calentado con leña de olivo, el conocimiento y aprovechamiento de las plantas naturales silvestres originales escogidas minuciosa y personalmente en los montes de Maestrazgo con la más delicada atención durante los días correctos de su maduración y realizando el posterior envejecimiento de forma natural con el paso del tiempo tranquilamente en la quietud de los barriles de roble de su bodega en la destilería de Julián Segarra de Chert con sus condiciones ambientales y trasiegos adecuados, le es muy fácil y sencillo, gracias a la sabia combinación de arte, ciencia y tiempo, el producir exclusivamente para el deleite de los paladares más delicados, el exquisito, diferente y único licor del Maestrazgo.
Ahora, el inquieto lector, podrá entender el por qué en el mercado existen dos tipos de licores, los elaborados por las importantes sociedades anónimas y multinacionales de forma artificial y aquellos otros naturales que, envasados en botellas de vidrio, llevan adherida una etiqueta con la marca SEGARRA para diferenciarlos de los del resto del mundo.
A su disposición existen muchas bonitas botellas de diseño sugestivo con preciosas etiquetas pero, al acercarse a la tienda, es usted quien decide comprar una botella de licor o el licor de la botella.