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Pretender asesorar sin haber aprendido.-

Un Director de una Sucursal Bancaria se acercó a saludarme y conocerme a mi domicilio por una incidencia que tuvo con un personaje conocido del que prudentemente no se citó en la conversación de la entrevista y para su tranquilidad emocional, entendí pretendía tantear el estado de la plaza en la que había accedido con la intención de torear una vaquita confitera y al abrir el portón de los corrales, se encontró con lo que parecía un toro cerril.
Pensando que sabía un algo del mundo de los negocios y teniendo claro que su Cliente Favorito le había salido “rana”, en prueba de buena voluntad se me ocurrió abrirle una cuenta en su Sucursal para incrementar su Agenda de Clientes. Las condiciones ofrecidas por el Sr. Director eran las correctas y al paso del tiempo fue en esta Entidad Bancaria con quien contraté mi Garantía Fiscal para el desarrollo de mi actividad económica. Con el tiempo, el hombre se jubiló y ocuparon su puesto de trabajo nuevos Directivos con nuevas normativas.
Dado que los intereses bancarios se redujeron a nulos, para evitar gastos, me ofrecieron cambiar la domiciliación de pago de la Cuota mensual a la Seguridad Social. Con el tiempo, apostando por el rigor y la transparencia, la Entidad Bancaria modificó por su parte las condiciones específicas, invitándome a realizar unos ingresos adinerados mensuales que rigurosamente atiendo.
Pero como la principal característica de los comerciantes de la segunda década del siglo XXI es la escasa actividad económica, lo que conlleva reducidos movimientos adinerados y el aconsejable por no llamar imprescindible cierre de Sucursales Bancarias por ser también Entidades sufridoras de estas ventajas, supongo debieron exigirles a las cabezas pensantes despertar la imaginación para cobrar otro tipo de servicios adicionales que nunca se contrataron en la firma de condiciones y se inventó la cuota anual del servicio de acceso a orientación jurídica telefónica y del servicio de acceso a descuentos y beneficios.
Incomprensible es el observar como en lugar de la reglamentaria factura, se expide un Extracto de Comunicación de Cobro por un supuesto servicio que se dice ofrecer y del que desconozco por no usarlo ni haberlo contratado, pero como quiera que no pienso saber, sino que realmente se “un algo” del mundo de los negocios, me he permitido aclarar tal informal documento por no estar ajustado a derecho e incumplir con el ordenamiento legal para ser contabilizado reglamentariamente.
Es imposible ofrecer correcta orientación jurídica por quien es ignorante de la legislación vigente y la incumple presumiendo además, de no ser una ONG.

«Lo Lleó del Maestrat«

Ser comerciante o ser aventurero.-

Cuando alguien decide adquirir alguna unidad de los productos que se elaboran en la destilería de Chert, para autorizar su salida de fábrica, desde 1.884 se anota en el libro de productos expedidos a consumo con diferenciación de clase y contenido tanto en volumen real como absoluto, distinguiendo la clase de materia prima, también en el libro de ingresos, libro de II.EE, desde 1.928 libro de precintas fiscales, desde 1.985 en el libro de IVA y desde 1.998 libro de I.Ec.
Si finalmente se pone en vigencia la propuesta de pagar las facturas por valor superior a más de mil euros con cheque o pagaré bancario para evitar el fraude fiscal y el blanqueo de dinero, deberá anotarse el importe de la operación adinerada en un libro de documentos bancarios con diferenciación de la entidad a la que se entrega el documento para su compensación y cuando el cargo se autorice en la cuenta del titular, anotar el saldo.
Para evitar verme obligado a aceptar por imperativo legar cheques y pagarés de personas insolventes que firman papelitos sin dinero o respaldo económico con el beneplácito de la Autoridad Fiscal y Monetaria y pagar los gastos que se generen al aceptar ser receptor de los mismos por tonto, estoy comunicando a mis señores Clientes que no deseo ser favorecido con la obligación de pagar sus impuestos, en consecuencia, no admito pedidos superiores a los 999 euros y como puedo acreditar desde 1.885, cualquier operación comercial se continuará realizando ajustada al Art. 87 del Código de Comercio.

Del saber desajustar el justiprecio.-

Para mantener cualquier infraestructura económica debemos introducir un diferencial entre el precio de coste y el precio de venta con el fin de cubrir los gastos que genera el establecimiento y además, obtener unos beneficios acorde con el trabajo que realizamos en la transacción.
Pero existe una cualidad humana que diferencia al comerciante del aventurero desalmado disfrazado de comerciante, el que tiene por ideal la intención de ganar mucho dinero sin esfuerzo alguno, desajustando el legítimo margen comercial y dilapidando el justiprecio de las cosas que comercializa.
Como quiera que nada es eterno en esta vida y la ruleta va girando, en cuanto soplan los vientos del norte se dan cuenta de que sus clientes son más listos que ellos y dejan de comprarles, traduciéndose es un retroceso en las ventas que no les permiten mantener su nivel de continuo engaño y se ven inmersos en lo que se ha venido en llamar «crisis«.

Crisis o la recesion de la mentira.-

Cuando las cosas se compran y se venden al valor real de lo que cuestan y no al antojoso precio que dictan los aventureros comerciantes con sus absurdas, supuestas y engañosas exigencias, existe una seriedad comercial que impide la fluctuación de valor que tan acostumbradamente estamos observando en la mentirosa sociedad actual que nos está tocando vivir.
Es imposible que un producto natural como es el crudo petrolífero pueda variar de precio en tan solo unos meses de forma que se aumente al doble o se reduzca a la mitad como estamos hoy viviendo y para que eso suceda como está ocurriendo, debe inevitablemente deberse a que su valor sea una imposición caprichosa comercial y no ajuntada a su coste real de obtención.
Como destilador, aunque no de petróleo pero si de licor, reconozco que el proceso y especialmente el envejecimiento natural de los licores en los barriles de roble de las bodegas, son causantes de unas mermas que incidirán directamente en las cualidades y en los precios de los productos acabados, pero las importantes mermas de envejecimiento, son cantidades casi fijas y bien razonadas y nunca fluctúan por la fantasía del mercado o de sus comerciantes.

El turismo, un negocio de aventura.-

Cuando me levanto por la mañana, abro la ventana y veo los árboles sin hojas, nunca entiendo la razón del por qué con la llegada de los fríos vientos invernales del norte, se vuelan todas por la calle y se amontonan entre los recovecos de las paredes, tal vez guarden relación con aquel comentario de mi abuelo Julián Segarra Ferreres cuando decía que la ventaja de transportar a los músicos de La Salzadella estaba en que las personas se cargaban y descargaban solas.
Cíclicamente aparecen las inclemencias meteorológicas y se produce una limpieza general, de tal suerte que en el árbol del comercio desaparecen algunas de las flores que nunca llegarían a madurar y hojas que no facilitan la función clorofílica, porque sus comerciantes, no viven ni sienten sus oficios en la sangre que corre por sus venas y permiten, si tienen algún cliente bueno, cederlo a los demás comerciantes que lo son de verdad, para que lo aprovechen.
Los aventureros del comercio que buscan acreditar ser analfabetos en su profesión, publicitan incomprensiblemente sus negocios, artículos y servicios para expansión e imagen comercial en épocas de esplendor y bonanza lo que sirve para lo mismo que no hacerlo igualmente en las ferias internacionales durante los tiempos de crisis y recesión.